Tan pronto como Rhory anunció aquellas palabras, un infernal silencio llenó toda la oficina. El cuerpo que le estaba abrazando, se tensó dolorosamente y esos brazos que le rodeaban, le apretaron con fuerza. Y en vez de quejarse por dicha fuerza, el joven modelo lo aceptó feliz porque le recordaba, que no estaba solo. Cuando el silencio se prolongó demasiado tiempo, ciertas dudas irracionables y tontas comenzaron a surgir en la cabeza de Rhory. Y a pesar de que el joven modelo sabía que no tenía sentido, que Max no cambiaría su pensamiento hacia él ni intentaría culparlo del actuar de Leonel como hicieron todos en su familia, aun así, no pudo sacar esas ideas. El arrepentimiento por haber decidido hablar comenzó a invadirle lentamente, lamentándose por escuchar un consejo por parte de lo

