—¿Por qué siento que me estás provocando? —me quejo, rodando los hombros. Él masajea hasta donde alcanza antes de recostarse. Yo me acomodo con la parte trasera de la cabeza apoyada en su pecho. Levanto la mano y acaricio suavemente su brazo. Me siento tan relajada en este baño caliente con el aceite de masaje por todo el cuerpo. Su otra mano se desliza para rodear mi vientre. —Estoy tan emocionado por el comienzo de nuestra familia —murmura al costado de mi cabeza—. ¿Y tú? —Cada vez me emociona más el bebé. Pero también, empiezo a ilusionarme con otras cosas, como la boda. Cierro los ojos y siento cómo se acomoda. Me besa suavemente el cuello y sonríe. —¿Recuerdas esa pregunta con trampa? —pregunta. —¿Sí? —Odio sonrojarme tanto. —¿Por qué te sonrojas solo con mencionar el sexo? —p

