La mañana llegó con emocionados cantos de los pájaros en los árboles afuera de la ventana, el desayuno en la cama esperándome y un espacio vacío a mi lado.
Serov ya estaba levantado temprano otra vez y, con suerte, se había cuidado mejor al levantarse que ayer.
Comí rápido y me di un baño caliente. Los recuerdos de la noche que pasé con él regresaron a mi mente y sonreí mientras me cambiaba de la bata de dormir a ropa cómoda.
Me revisé el cabello en el espejo y acomodé mi blusa y shorts de mezclilla antes de salir del dormitorio con la bandeja del desayuno en la mano. Cuando llegué a la cocina, no esperaba ver a Zanoah tomando café en la isla. Se veía tan tranquila, con su cabello abundante cayendo sobre sus hombros y enmarcando su rostro mientras removía la cuchara en la taza.
—¿Zanoa
