Santiago Sandoval Mientras Christa cabalgaba adentrándose en un camino que no reconocía, no sabía a dónde nos llevaba, pero supuse que estábamos cerca del rancho de su padre por los sembradíos de nogales que se divisaban a la distancia. Sentí como el aire que respiraba se electrificó a mi alrededor, mi respiración se entrecortaba, el sentirla tan cerca, pero a la vez estaba tan lejos de mi alcance, “es una niña” ni siquiera era mayor de edad y yo fantaseaba con ella. No podía negar que había algo en ella que despertaba emociones inesperadas, una conexión que me era difícil de explicar Después de cabalgar por espacio de unos diez minutos que se me fueron volando, comencé a escuchar un caudal de agua en movimiento, fruncí el ceño, fue cuando recordé que la primera vez que conocí a Christ

