Llegamos a visita al doctor. Y cada vez que venía me agradaba más verlo. No perdía la oportunidad de decirle y eso me emocionaba bastante.
— ¿Cómo está la paciente? — su sonrisa al entrar, parecía la de un pediatra, cuando entraban a ver a los niños, y tenían que tratarlo como tal. Lo sé por las series de médicos que veía con mi padre, antes de que él se ocupará tanto al punto de no tener tiempo para ninguno de nosotros. Pero como él dice, nos crio para ser guerreros, para estar bien con él, o sin él.
— Estoy bien, algo cansada pero bien — y si, en ese preciso momento me sentía así
— Eso es fabuloso, y lo del cansancio es normal— lo veo escribir algo en su libreta. Y eso en parte me desespera, porque no me mira — ¿Te pasa algo?— me pregunta cuando ve que comienzo hacer movimientos loc
