>JULIETTE El mundo pareció detenerse. Mi sonrisa se congeló en mi rostro, y por un momento, no supe si había escuchado bien. ¿Él? ¿León? ¿El chico con el que había bailado, reído y compartido dos noches inolvidables? ¿Él era mi tutor? —¿Qué? —Logré decir, mi voz, apenas un murmullo. —Sí —respondió, su tono firme pero sin rastro de burla—. Soy el tutor que tu padre designó para ti. Me quedé allí, de pie, mirándolo como si acabara de decirme que el cielo era verde. Mi mente intentaba procesar lo que acababa de escuchar, pero todo lo que podía hacer era quedarme boquiabierta, llena de sorpresa y, para ser honesta, un poco de indignación. Me quedé allí, de pie, sintiendo cómo el aire se volvía más pesado a mi alrededor. Mi mente corría en círculos, buscando desesperadamente una salida,

