-¡De nuevo!-.
Un gruñido sale de lo más profundo de mí ser al escuchar al Alpha de Silver Moon gritar.
¡Llevamos tres malditas horas en este ejercicio!
Quise gritarle, pero me contuve, ya había visto lo que pasaba cuando alguien se quejaba. Los pobres imbéciles que creyeron que era buena idea pedirle a la mujer de pelo n***o que disminuyera el ritmo terminaron haciendo el doble de ejercicios de calentamiento.
Lo que tenían bien merecido en mi opinión.
¡Se supone que eran los guerreros de la manada!, los responsables de cuidarla, pelear y protegerla. Yo mismo hubiera triplicado los ejercicios de haber podido, o los hubiera mandado a hacer el doble de guardias como castigo.
Me centré de nuevo en la tarea que tenía entre las manos sin querer ser el siguiente objetivo de la atención de la Alpha, tranquilice mi respiración y cerré mis ojos, sentí como la sangre se calentaba y mi corazón se me aceleró, de un tirón el cambio se dio, aunque solo en el área de mis ojos.
Cuando los abrí supe que mis ojos dorados ya no estaban, en su lugar unos iris amarillentos y alargados se mostraban.
Noel enfrente de mi los tenía de la misma manera, pero en color n***o.
Establecimos contacto y empezó la guerra de voluntades.
Se supone que los ojos son la ventana al alma del hombre. O al menos eso es lo que todos decían.
Pero halle decepcionante no poder observar nada del alma de mi Beta. Ni siquiera un leve atisbo de su espíritu, la sospecha de que esto fuera una pérdida de tiempo creció en mi pecho casi haciéndome bufar de impaciencia.
Las pupilas de Noel empezaron a dilatarse, mi mirada se acuchilló y un pequeño rugido salió de mis dientes apretados sin que pudiera evitarlo. El instinto de Alpha para someter a mi contrincante se activó y apreté con mucha fuerza mis puños para evitar que mis garras salieran.
Mi Beta aparta la mirada rendido después de unos instantes, gruñó con satisfacción, pero la mirada que me da la Alpha solo es de irritación.
¿Ahora que hice mal?, solo seguí sus instrucciones.
-¡Basta!-. Grita con tono cortante.
Todos dejan de hacer el ejercicio para voltear a verla.
-Han estado trabajando con sus compañeros de manada, ahora lo harán en contra de la mía, mis guerreros, ¡Formación!-. Ordena y de nuevo esa aura de energía mezclado con magia que desprende cada vez que habla golpea en el ambiente.
Inmediatamente un montón de lobos salen de alrededor y se nos acercan; Hay mujeres, hombres, adolescentes, me impresiona la variedad de personas, pero no digo nada.
Siento como algunos se remueven entre inquietos, nerviosos y molestos por verse rodeados de lobos desconocidos, la tensión que antes se sentía ahora era prácticamente palpable.
Quise ladrarles a mis hombres que escondieran mejor sus emociones, ya que a través del enlace de manada sentí sentimientos de incomodad por la persona con la que estaban emparejados.
Parece que a algunos de mis guerreros no les parece correcto o adecuado enfrentarse a una mujer pues hacen una mueca en cuanto las ven enfrente, mientras que las lobas solo muestran una media sonrisa en el rostro.
Tal vez ellas estén sonriendo, pero me pregunto porque nadie ha notado como deliberadamente ocultan sus colmillos.
-Alpha, usted no va a hacer nada esta vez-. Me interrumpe la Alpha cuando doy un par de pasos en dirección de un hombre que se ve que tiene experiencia en batalla.
-¿Por qué?-.
No puedo evitar que mi voz suene ofendida y enojada.
-Porque mi Beta y mi Delta están ocupados y sería injusto decirle a un Omega o Gamma que lo enfrente-.
Ni siquiera me volteo a ver cuándo dijo aquello, la sangre me corrió a las mejillas. Abrí y cerré los puños para dejar salir un poco de la frustración.
Que ridículo, los enemigos venían de todos tipos, tamaños y formas. Que fueran de una clase inferior no los volvía menos peligrosos, justo contrario, tenías que cuidarte más de los que tenían sonrisa de ángel pero intenciones de demonio.
Cálmate, no la subestimes.
¡Pero me está dejando de lado!
Tiene razón, no hagas nada de lo que te arrepientas.
Sé exactamente lo que voy a hacer no te preocupes.
Jason espera....
Ignoro a mi lobo cortando la conexión antes de que termine y me acerco a la chica.
-No me voy a quedar de lado-. Le digo negando con la cabeza.
-Lo harás, es una orden-. Responde aun concentrada en las personas enfrente de ella, pero sin verme.
Gruño, nunca me ha gustado que nadie me ordena nada.
-No acepto órdenes de una rouge-.
La palabra sale de mis labios con enojo antes de que pueda detenerla y de inmediato sé que es un error cuando su cabeza se gira hacia mí rápidamente, sus ojos buscan los míos y sus labios se aprietan en una fina línea molesta.
-¿Que dijiste perro?-.
Su voz suena contenida y enojada, casi tanto como la mía al escucharla llamarme así.
-Lo que escuchaste rouge-. Repito ahora si con toda la intención de molestarla.
Perro…
Quise resoplar, pero en su lugar solo me cruce de brazos.
Ella se gira completamente hacia mí y se acerca con pasos decididos, su mandíbula esta tensa y puedo imaginarme con cuánta fuerza está apretando los labios.
-Bien- Casi escupió esa palabra -Tantas ganas tienes de hacer el ejercicio, lo harás contra mí-. Declaro y asentí en aceptación.
Debo decir que algo tembló dentro mío cuando me hablo así, pero lo ignoré.
Estábamos frente a frente, cerré los ojos y sentí el cambio en ellos, cuando los volví a abrir, supe que en lugar de mis ojos estaban los de Mack.
La observe unos segundos, su mirada me recorrió el rostro y juro que se demoró un segundo más en mis labios, cuando volvimos a chocar, no tuvo que cerrar los ojos, sus pupilas se alargaron peligrosamente y sus hermosos ojos plata se agrandaron a los de un lobo, sentí un click en mi subconsciente.
Nuestro alrededor cambio, una ola de poder me golpeo y me hizo trastabillar, mi respiración se aceleró, di un paso atrás al mismo tiempo que ella daba uno al frente cuando mi equilibrio se vio afectado.
Escuche los latidos desbocados de mi corazón, los labios de ella se curvaron hacia arriba dejándome ver sus colmillos alargados como dagas, sus pupilas se dilataron y pude ver a través de ellos una galaxia entera de dolor, soledad, sufrimiento, ira, poder, tristeza, felicidad, todo me llego de golpe dejándome mareado y repentinamente cansado.
Como si la carga sobre mis hombros fuera más grande que el mundo entero.
No lo resistí, demasiados sentimientos, emociones, sensaciones me ahogaron. Aparte la mirada y emití un sollozo al igual que un animal herido con la esperanza de que la pesadumbre se fuera tan rápido como llego.
De repente el calor del poder desapareció, como si fuera absorbido por ella de vuelta, como si toda esa carga regresara a su dueña.
No me atreví a verle la cara, no después de lo que me embargo, de lo que me hizo sentir, sintiendo la vergüenza quemando en mi semblante camine, no dije nada, no avise a nadie.
Solo me fui.
Sintiendo la mirada de ella seguirme al igual que la de los lobos de amabas manadas.
Siendo la de la Alpha claramente más pesada que la del resto.