¿ENAMORADA, O NECESITADA?

1593 Words
(AURORA IBARRA) Desde muy pequeña me interesó conocer los signos zodiacales, que representa cada signo y porque tiene mucho que ver con la personalidad de cada uno, mientras más nadaba en ese mundo, me enteré de cartas astrales que, sin pensarlo dos veces, me puse a investigar, leer, estudiar sin decirle nada a nadie. Ahora, a cada persona que me interesa le pido su hora de nacimiento, así puedo descubrir un poco más de la persona antes de dejarla entrar a mi vida. Sobre todo, cómo puedo tratarla o qué tanto podemos tener en común, así mi energía sea o no compatible. Esto hice apenas conocí a Tomas, fue inevitable no preguntarle sus signos más importantes, así puedo hacerme una idea si conseguimos en algo, o si entiendo porque el fuerte magnetismo. Yo soy ascendente en acuario mientras que mi sol y luna son Aries. Él es ascendente en géminis, solar en Libra y luna en Escorpio, ¿cómo podríamos tener en común? A pesar que mi media luna sea aire y él solo tenga la luna. Pero carajo, teníamos ciertas cosas en común, detalles, cosas pequeñas. Hablarle fue de a cucharitas porque de monosílabos no salía, estuvimos así la primera semana, un viernes, una semana antes del cumpleaños de mi artista favorita, se desvistió frente a mí. Esa noche realmente creí que se estaba desvistiendo para mí, y eso que no lo miré... Bueno sí, pero muy sutil, porque deseaba que tuviera privacidad. ¿Ahí es cuándo me di cuenta que lo amaba? No lo sé. Pero me encanta la confianza que podíamos tener, más de una vez se cambió de ropa frente a mí y eso que nosotros solo teníamos video llamadas porque hacíamos meditación grupal. Pero aprovechaba en conectarse antes para que pudiésemos hablar un poquito, pero si no hablábamos por video llamada, no lo hacíamos por chat y eso a mí me molesta porque no puedo conocerlo más. Esto que tenemos, es a distancia, debo confesar, así que la inseguridad está a mil por segundo, más porque amaba esos momentos con él, pero huye abruptamente, como si no quisiera absolutamente nada… Tal vez siempre fue idea mía, o tal vez no. La última vez en que nos vimos, fue hermoso porque volvimos a compartir un momento lleno de deseo, amor... bueno, ilusión, que la culpa es mía por dar un nombre que no es. Al día siguiente me dejó de hablar, le escribí días después, pero al contestarme fue como si no quisiera que le escribiera más. Creo que ahí es cuando me obsesioné o me deprimí por un par de semanas porque ahora mismo ando con mis barajas de tarot con este revoltijo dando vueltas como un infinito sin final. Me siento tonta porque creí que podríamos tener algo, de hecho, creo tanto en las señales que, al ser argentino, creí que me estaban diciendo que me arriesgue a experimentar algo con él. ¿Podría ser cierto? Me siento muy inquieta porque tengo un miedo que no sé explicar, ni tampoco sé cómo manejar. Al barajear se cayeron tres cartas, puse el mazo a un costado para revisar cada una de ellas, salieron tres arcanos mayores: El loco, los enamorados y el diablo. En el tarot no hay cartas negativas pero estas en particular no me estaban diciendo algo que deseo escuchar, muy por lo contrario, claramente dice que estoy enloqueciendo y que debo tomar una decisión porque él no está en la misma sintonía que yo. Un problema inmenso porque ya le había dicho que me iría a su país, él parecía entusiasmado pero lo que podía percibir con el pasar de los días, es que me dejaría con las ganas. Vaya situación en la que me metí. También pregunté si sería buena idea irme a su país, pero me dijeron que no y no insistí más, pero no quiere decir que no lo quiera solo para mí. ¡Quiero novio! —Mierda —susurro muy bajito antes de llevar el pico de la botella a mis labios, bebiendo un poco de agua—. De verdad, quiero salir con alguien. Hace tantos años que no experimento el contacto físico que me está desesperando y eso que es idea mía, es que no quiero salir con absolutamente nadie. Ahora no creo que sea tan mala porque siento que sané muchas cosas, pero con quien quiero salir es con Tomas, no con cualquier otro. Me siento un poco fastidiada porque una parte de mí quiere descarrilarse mientras que la otra no, la otra deseaba quedarse en casa. ¿A cuál escuchar? La segunda. Desearía parar mi mente por un momento para no seguir dando vueltas en ti, para no parecer una adicta que revisa nuestra única herramienta de conexión física, mi deseo es verte en línea o me respondas, o me escribas. ¿Pido mucho? Mi cuerpo vibra en cuanto veo que está en línea, que me lee y aunque quiero llorar, me retengo para sostenerme. ¡Diez malditos minutos! Cero mensajes de él. Escuchó la voz de mi mente que me dice que me tranquilice, que todo está bien. Pero, ¿realmente lo está? ¡Mierda! Hundo mi rostro en una almohada cercana, reprimiendo un grito que ni siquiera salía, ni para eso soy buena y estoy necesitada. Intenté respirar profundamente antes de apagar mi teléfono para meterme en la Tablet para ver videos de crímenes que es mucho mejor que andar con esta incertidumbre que me ahoga. De verdad, gracias al cielo no tengo dinero en mis cuentas bancarias porque si no, ya hubiese comprado un boleto de avión para ir directamente a verlo. Pero… Cuando hablamos de vernos, con el tiempo me puso miles de pretextos que me daban ganas de mandarlo directo al diablo porque no merecía ni un poco de mi atención, pero ahí estoy, entregándome como una desquiciada. ¿Realmente esto es amor? Ni sé lo que es el amor, siempre supuse que el amor es igual a sacrificarse por alguien, pero aprendí que eso no es amor ni de cerca. ¿Dejar que el otro sea feliz y aprender a ser feliz? Puede ser, pero es complejo porque siento que no podré ser plena con nadie que no sea él. ¿Sabiendo esto debo dejarlo ir? Sí, claro que debo. Pero debo permitir que la otra persona sea feliz, y debo de aprender a ser feliz para que el amor se expanda. Muy bonito suena, pero, ¿cómo se siente? Una mierda, siento mucha ansiedad y me genera demasiada inseguridad. Se supone que esto no me debe de suceder porque ya lo trabajé. ¿Por qué me siguen enviando estás pruebas? ¡RENUNCIO! Ya no quiero sentirme así… Esto se siente peor de cuando mi papá paso a mejor plano. Pero, sí es mi llama gemela… al trabajar en mí, él va volver. Así funciona, ¿no? Se supone que ya estamos juntos en otro plano, no debo tener duda a pesar que tenga incertidumbre. Las dudas siguen ahí, dando vueltas sin parar. ¿Y si renuncio a él de una vez por todas? Si tengo que volver a encontrarme con él, nuestros caminos se volverán a unir, así como las personas que aleje drásticamente, en su momento. ¡Basta! Debo tomar una decisión de una vez por todas. Sigo dando vueltas sin llegar a ningún lado, las horas pasan y decido moverme fuera de la cama para cepillarme los dientes. Al verme al espejo veo únicamente mi dolor, mi desesperación, mi angustia porque la persona que me tiene de cabeza se va de mi vida tan pronto como llegó, y ahora mismo me doy cuenta que solo estoy perdiendo el tiempo al buscar el amor. Pero, carajo, yo no busco el amor desde dieciséis, pero es curioso, porque a esa edad dejé muchas cosas para implementar otras. Es una pena que tan pequeña haya tenido que vivir cosas tan fuertes que me hicieran tomar una decisión drástica: no tener ninguna relación con nadie, ni de amistad ni relación de pareja, ni nada, porque creí que sería mejor así. Hoy por hoy no me arrepiento de la decisión que tuve, pero sí me arrepentí a mis veintidós años, porque me puse en bandeja para que hicieran conmigo todo lo que jamás permití. Creí que conseguiría material para seguir creando, pero al final dejé de escribir por dos años. Debo reconocer que en un mes me metí en muchas situaciones dolorosas, y de las que jamás debí experimentar, o tal vez sí. Ese mismo año di seis meses de mi vida a un Jonatan que no tenía nada en común, solo le gustaba y yo deseaba zacear mis ganas de tener compañía. A mis veintitrés, dos días después de mi cumpleaños, puse un final a mi vida amorosa. Con nadie pude ser yo, más bien fui una copia de lo que ellos deseaban de mí, es terrible pero cierto. Luego tuve relaciones platónicas, a distancia. Españoles, argentinos y chilenos. La ironía más grande es que conocí personas con el mismo patrón, que no fue hasta hoy, que me doy cuenta. Soy terrible, ¿verdad? Estudié cursos que me ayuden a entender las emociones, el ego, los miedos, las encarnaciones, la muerte y otros temas. Acompañé a otros a encontrarse cuando yo lo había hecho a medias, siendo justa, esos patrones que no vi, son de esas cosas que dejé para más tarde. Sé que está mal, pero mi atención estaba en crear hábitos saludables. Y apague mi teléfono para bajar las revoluciones.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD