NUNCA ES UN BUEN DÍA

1666 Words
(AURORA IBARRA) Una semana acaba de pasar desde la última vez que supe de Tomas, no me volvió a escribir, ni mucho menos me llamó. Esa última vez me prometió una video llamada pero no sucedió, prometió que hablaríamos, tampoco sucedió. Pero yo estaba ahí, creyendo en él. Si me voy, tengo su nombre en todas partes y su presencia, pero si estoy cerca, me ignora cruelmente. ¿Qué estoy haciendo? A él le importa una mierda conocerme, si tiene interés, pero también está en otra parte y por esto creo que sigue interesado en Marisol, pero también en otra, otras mujeres. Me han llegado muchas señales que su atención está en alguien más y dos semanas después que regresó de su viaje, que por supuesto, tampoco me hablo. Me llegó información que hubiese deseado desconocer. ¿Y si mejor borro su ventana? O su contacto. Voy a volverme loca. Salí a la cocina para preparar algo de comer, que ya son las dos de la tarde y sé que mi mamá me va regañar. Pero, volviendo a él, Tomas. Me siento con tanto coraje, a él parece no importarle nada mucho menos lo que sucede en mi vida, así diga que sí y que es feliz si yo lo soy cuando es una mentira, una gran mentira. Digo esto porque, si no me conoce de nada, no puede estar triste por alguien que no le importa, ni mucho menos feliz. Creo que lo dijo por decir, yo no puedo afirmarlo, pero tampoco negarlo. Me hubiera gustado que también reconozca la conexión, que me reconociera como lo hice, además que, al interactuar yo entre en una profunda decepción porque no me puedo reconocer, ni tampoco entiendo que sucedió para sentir tanto dolor y enojo hacía él. Aunque quise ignorar, fui incapaz porque con una mirada suya, caí rendida hacia el amor. —Vamos almorzar —avisé a mi madre tras poner los platos en la mesa—, ¿qué quieres beber? —Té —pidió ella. Exhaló un suspiro, volviendo a la cocina para calentar el agua y abrí un sobre de té en una taza, en cuanto pude servir, volví para sentarme a comer, aunque no tenía muchas ganas de hacerlo porque no paro de pensar en Tomas. Lo siento tan presente que me siento en conflicto, ¿por qué no me habla? Y como una masoquista, revise su ventana, deseando encontrar una respuesta suya. Solo un mensaje. Pero no hay nada. Cansada de lo mismo volví la atención a mi plato mientras que mi madre veía la pantalla de su Tablet, la imité, antes de volver a mirarla. ¿Y si me preocupo mejor por mi crédito? Creo que lo arruiné al sacar tantas cosas y no poder pagar, debí de pensar mejor al hacer las compras. —Mamá, si me vas ayudar a pagar mis tarjetas, ¿no? Ella me prometió pagar la mitad y yo la otra, si no lo paga, me jode, que este mes no tengo a nadie que atender y parece que Elizabeth, la paciente con quien trabajo, ya no quiere mis servicios. Carajo, me metí en una grande, jamás debí de hacer tantas compras, pude controlarlo. Pero, elegí no hacerlo. —Sí, te dije que sí —asentí, volviendo a centrarme en mi plato, dejando a un lado la incertidumbre—. ¿Por qué te preocupas? Porque sé que no me vas ayudar. —Por nada, solo quería asegurarme. Si le digo lo que siento me va invalidar las emociones, como casi siempre lo hace. Pero es verdad, me promete algo, pero luego no lo cumple, se excusa y debo entenderla porque si no lo hago, soy la peor. Debo dejar de esperanzarme en ella, en otros. Solo puedo poner las manos al fuego por mí y nadie más que por mí. ¿Y si en lugar de quejarme todo el tiempo me pongo a escribir? Mis libros son los que me van a dar el dinero que ahora mismo necesito para ponerme al día en cada una de mis deudas, que no tengo muchas para ser honesta, pero aun así es dinero que no debo porque deber. Mi madre también cometió los mismos errores, pero a comparación, estuvo obligada porque mi padre murió, pero yo, lo hice porque creí que lo haría diferente. —¿Les sigues debiendo a tus profesores? Claro que sí, aún siento culpa por eso. También debo otro curso, no entiendo porque aún no me pongo al día, debo muchas cosas y ahora si deseo ponerme al día, debo hacer una lista y no sé qué más podría hacer. No sé qué podría hacer para conseguir como unos 900 dólares para deshacerme de todas mis deudas. Reclamarlo. Por fin apareció otra vez la voz que aclara mis ideas, que permita llegar a la respuesta. Me encanta tener esta compañía o guía, no sé cómo llamarla, solo sé que está aquí conmigo, acompañándome en todo momento. Ya lo hice. O tal vez lo hice mal, creo que, si lo hice mal, porque si no, no estaría en este problema. Bueno, bajo dos rayitas a mi drama porque no es un problema como tal. —Sí, pero yo lo resuelvo. Ni una idea de cómo voy hacerlo, tal vez debo rendirme de una vez por todas. —¿Cuánto es lo que debes? Eh, bueno. No sé, unos 400 dólares, no es mucho, para mí, pero para ella, es una locura. La última vez que le dije, enloqueció y por supuesto, también quien hizo de mi padre desde mi adolescencia maso menos. Puede que sea mucho dinero, pero es mi dinero, ¿por qué debo de compartirlo con ellos? Ya hago lo que puedo, ¿y por qué me siento tan culpable por no poder ayudar más? Es una gran molestia esta emoción. —Unos 200 dólares, no más. Mentira, es más dinero. —¿Segura? No, claro que no. Esto me pasa por estudiar con extranjeros. —Sí, así es. —¿Y ahí queda? Ya no te metas en otros cursos, no más por el momento. ¿Y si son cursos que me gustan? Quiero seguir estudiando, no quiero que el dinero sea un problema para mí. No es un problema para que pueda estudiar lo que amo, que soy yo quien hace los pagos, no mi mamá, no nadie. Dios, esto es complicado porque la culpa no se va ni por un segundo. —Sí, está bien. —Pero escúchame porque estás trabajando solo para ellos y no tienes dinero para ti. Es verdad, quiero viajar. Si no junto el dinero, no voy a poder ir a ningún lado. —Sí, tienes razón. Quiero ir a Argentina, deseo conocerlo. También conocer al país que desde pequeña me atrajo. ¿Tal vez mi última encarnación fue ahí? Es lo más probable. Respiro varias veces antes de recoger la mesa para dejar todo limpio, porque quiero encerrarme otra vez porque quiero terminar de escribir mi libro, o en mi vaso con agua que tiene nombre y apellido. ¿Y si me bloquea? Mis dudas otra vez, mis dudas con Tomas. Creo que para él es más fácil bloquearme que yo a él, eso está más que asegurado. Tal vez no sea el caso, posiblemente se le hace difícil también, tal vez fantaseo de más. Si no es una cosa es otra. Pero de la queja constante no salgo y esta es mi mente, un poco caótica, muy ruidosa y dramática. Tal vez por eso es que soy escritora. Aquí nada más, tengo unos cuantos personajes, además de mi compañía favorita, que ya me aseguré que no es el monstruito que tenía conmigo. Apenas termine regrese a mi cama para sentarme frente a la laptop, tengo una computadora de escritorio, pero prefiero mi momento a solas para escribir tranquila. Pero, termine viendo una película que me llevo a pensar otra vez en Tomas. ¡QUIERO CASARME! Y ya estoy llorando. Carajo, soy un drama con pies. O solo un romance de película. ¿Y me abro de nuevo un perfil de citas? Por última vez revisé la ventana de Tomas, me puse a mirar posibles futuras distracciones. Bueno, no nos engañemos, yo sé que no voy a salir con nadie de aquí, ni de ningún lado y es que, ¿cómo carajos le voy a explicar a mis padres que quiero salir en citas? Era más fácil a escondidas. Pero, ¿hasta cuándo tendré una doble vida? Se supone que ya terminé con eso. Aunque, si Tomas me dice: “Quiero verte, estoy en Perú” Me iría corriendo hacia él, con o sin permiso. Creo… Ay, ¿por qué no están mis hermanos conmigo? Si tan solo no fuese la única que sobrevivió. Pero no puedo seguir guardándome para mí. ¿Cuánto tiempo más voy a estar en casa para no tener que dar explicaciones a mi madre? Dios, ya voy a cumplir 30 años y debo de pedir permiso, esto debe de terminar. Tengo miedo. No debería. Exacto, no debería. ¡Pero tengo miedo! Uf, otro Tomas. Bien, ¿esto es una indirecta o qué? Cierro los párpados unos segundos, deseando que todo esto solo sea una bendita fantasía creada por mi imaginación. Pero no es así, ahí estaba el nombre del sujeto y aunque tenía curiosidad, no me atreví a darle me gusta. Seguí viendo otros, de inmediato me llegaron varios match, yo no entiendo, ¿cómo funciona esta cosa? Me llegaron mensajes que me pusieron… Incomoda. Siento que me meteré en problemas, no puedo parar de pensar en Tomas. A esto se le llama interés, así sea interés físico, pero al final de cuentas quieren saber algo de mí, así sea muy pequeñito. No me gusta mucho esto. Ok, vamos hacerlo. No, mejor no. ¿Sacaría algo de esto? Seguro una cita... Uff, no. Adiós. ¿Y si me arriesgo? Sé que quiero y no es esto.
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