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561 Words
DANTE Me deje llevar, quería probar otra vez eso labios rosados y carnosos. Creí que me rechazaría, pero cuando respondió mi beso perdí la cordura. Tanto tiempo fantaseando con estar con ella, tantos días reprimiendo mía deseos, noches soñando con sus labios, su cuerpo y sus ojos.Nuestras lenguas empezaron una danza que me ponía cada segundo más caliente, quería más, necesitaba más de ella . La tome de las caderas apretándola contra mí, quería que sintiera mi erección, si me rechazaba la dejaría ir, pero para sorpresa mía ella aumento la presión, escuche un suave gemido salir de sus labios que provocó que me doliera la entrepierna.No había vuelta atrás, la haría mía esa misma noche, estaba cegado por el deseo reprimido. Entre besos, caricias y gemidos la guie a mi habitación, fue bastante complicado llegar, tiramos varios adornos al piso, cosas que nos causó algunas sonrisas. Nunca había llevado a nadie a mi casa, el sexo ocasional lo tenía en hoteles o en las casas de las chicas con las que estaba, de esta manera me aseguraba jna salida rápida y victoriosa, pero ella siempre fue especial, a pesar de que la trataba mal ella siempre me atrajo, se que suena estúpido w inmaduro tratar mal a la chica que te gusta, pero no pude hacerlo de otra manera. Y ahora la tenía recostada en mi cama, con su pelo n***o revuelto sobre mis almohadas, su respiración agitada y sus labios hinchados, yo entre sus piernas ,besándola y restregándome como adolescente con las hormonas revolucionadas, me duele la entrepierna y necesito estar dentro de ella o estallare. -No aguanto más Victoria, quiere hacerte mía-le dije mientras besaba y chupaba su cuello. Ella solo asintió con la cabeza y gimió con fuerza,tenía los ojos cerrados y jadeaba con cada beso que le daba. Le quite la blusa, tenía un brasier de encaje blanco que dejaba ver sus pezones rosados, corrí la tela que cubría su pecho derecho y chupe dejándole una marca, su piel era cremosa, blanca y suave. Ella arqueo la espalda y gimió de placer, me estaba volviéndo loco, quiero disfrutar cada segundo pero se me hace imposible. Le quite los pantalones que le quedaban como un guante, la tenía en ropa interior retorciéndose debajo mío de pura lujuria, soy un maldito con suerte. Sin perder más tiempo me quite la ropa, el bóxer y sin previo aviso corrí con mi dedo la tela que cubría su intimidad y la penetre, basta fe preámbulos, ya no quería espersr más.Se sentía tan bien, la sentía estrecha, húmeda y caliente. Nunca había sentido nada parecido, entre en un estado de éxtasis y la penetraba una y otro vez, no fui cuidadoso, obviamente que me deje llevar porque ella estaba tan deseada como yo, se amoldaba a mis caderas para que pudiera llegar más adentro suyo. Estaba a punto de llegar al clímax, asique la alenté a que ella también llegara conmigo. -Vamos nena dámelo como yo te lo daré a ti- fueron como palabras mágicas, porque un par de embestidas mas y ella gritó de placer y yo la seguí, sentí sus paredes apretandome, fue la gloria. Caí desplomado a su lado, después de unos minutos nos tape con las sábanas y me dormí abrazado a su cintura. Había sido a pesar de los golpes, la mejor noche de mi vida.
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