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837 Words
DANTE -Está bien, me quedo, pero quiero que me cambies de puesto... -dijo mirándome a los ojos. Nunca me había tomado el tiempo para verla detalladamente. Si antes me parecía linda y atractiva, ahora me daba cuenta de lo hermosa que era, siento que jamás volveré a verla de la misma manera. Cuando escuche eso, me enoje, no solo con ella, sino conmigo mismo. No podía dejarla ir, pero también entendía que me había portado mal, fui realmente grosero con ella. Mi padre me había pedido que no me involucrara con mis secretaria, porque debo reconocer que no me gustan los compromisos,vivo la vida libremente, las mujeres pasan por mi cama o mejor dicho la de un hotel y queda ahí.Me advirtió que si la lastimaba me daría una patada en el trasero. Estaba haciendo exactamente lo que el me dijo que hiciera, no involucrarme. El me había dicho que era bonita, pero no imagine que tanto. Cuando la vi el primer día que llegue sabia que se me haría imposible estar alejado, pero si algo hacía perfectamente era conocer a mi padre, y estoy seguro que si le hacía algo a Victoria me arrancaría las pelotas. Creí que siendo descortés y hasta un maldito patán con ella me mantendría al margen de su sonrisa, obvio que a mí nunca me sonrió, pero la vi haciéndolo con mi padre, el día que nos presentó. Ese día lo recuerdo muy bien, porque vine a tomar el puesto en contra de mi voluntad, yo tengo mis propios negocios. Nunca quise ser el típico niño mimado u mantenido por mis padres, obviamente la vida que tengo es gracias a ellos , sin él dinero de mis padres no podría haber estudiado en los mejores colegios o viajado a perfeccionarme a las mejores universidades. Pero eso no quita que me he esforzado para devolverles un poco de lo que me brindaron,además de utilizar todo mi potencial en mi trabajo. A causa de la salud de mi padre, que es lo único que me queda en esta vida ,tuve que tomar la presidencia de la Empresa, no me quejo, siempre mi padre estará por sobre todo, pero mis planes estaban muy lejos de aquí. Después de meditarlo mucho cambie el chip y tome este puesto como otra experiencia más, debo reconocer que me consume mucha energía, es por ello que no frecuento a mujeres, estoy tan cansado que no quiero ver a nadie después de salir de trabajar. Mantener a flote esta empresa y la mía propia me consume hasta el último minuto del día. Es por ello que no se lo que me pasa con mi asistente, dudo que sea por mi falta de actividad íntima, pero cada día se me have más difícil no mirarla como la miro o desearla como lo hago, es realmente hermosa. No quiero que se vaya y mucho menos que trabaje para otra persona ,de solo pensarlo me pongo mal. Qué hago?? Como haré para que se quede conmigo?? Tengo que inventar algo. -Te pido disculpas si me comporte como un imbécil contigo –vi como abrió los ojos por la sorpresa y se puso colorada??- algunas veces no me doy cuenta. Claro que me daba cuenta, con ella era perfectamente consciente de cómo la trataba, era mi forma de mantenerla alejada.Pero ya no podría seguir haciéndolo, si quería mantenerla conmigo. Hablaba como si fuese mi novia!! Bueno, la idea no me desagrada para nada, me encantaría poder besar esos labios rosados y tomarla de las caderas y subirla a mi escritorio... pero que carajos!!! Borre esa imagen de mi mente antes de tener una erección en medio de nuestra charla. -Si no renuncio y mantengo mi puesto, quiero un mejor trato, sé que no debo caerle bien, pero tampoco permitiré que me trate mal. Esas son mis condiciones para seguir-dijo mirándome fijamente. -Claro, estoy dispuesto a no ser un patán contigo, bueno no tanto...- al escucharme me sonrió, y otra vez sus mejillas se enrojecieron. Quede de piedra, era la primera vez que me sonreía, y creo que me acostumbraría rápido a eso. -Bueno, si esta todo arreglando... Hola soy Victoria Silva García -extendió su mano en forma de saludo. Quede mirándola extrañado por unos segundos y luego respondí. -Hola soy Dante Julián Cassanova-al darle la mano, sentí fuego, electricidad y hasta las putas mariposas. Sabía que estaba firmando mi sentencia de muerte, como haría para mantenerme alejado de ella y tratarla bien al mismo tiempo. Me tuve que recordar una y otro vez la promesa que le había hecho a mi padre. No podía caer, Victoria no se merecía un mujeriego como yo, aunque desde que la había visto no dejaba de pensar en ella, en sus curvas, sus labios y ahora se sumaba a la lista su sonrisa. Cuando salió de la oficina me desplome en el sillón de mi oficina, me tire el pelo y maldije al maldito destino, al karma o quien fuese que la haya puesto en mi camino.
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