Un nuevo día empieza, como todas las mañanas había salido a trotar, era un hábito que había adquirido desde muy pequeña. Le gustaba sentir el viento en su cara y aprovechaba para ver un poco el paisaje, era su momento de relajación. Últimamente las cosas no iban bien en su casa. Desde que su padre había enfermado todo iba empeorando. Primero le diagnosticaron cáncer y claramente, por todas las faltas que tenía por las quimioterapias perdió su trabajo y el sueldo de profesora de su madre no alcanzaba para nada. Ella había decidido tomar algunos trabajos de medio tiempo mientras terminaba su carrera en la universidad y sé que había esforzado mucho para mejorar su promedio para aplicar a una beca. Su hermano estaba iniciando hasta ahora el bachillerato, por lo que no podía ayudar mucho económicamente. Definitivamente todo iba de mal en peor. Ese día debía entregar los últimos trabajos del semestre y por fin se graduaría. Necesitaba conseguir su título lo más pronto posible para encontrar un empleo medianamente decente. Había decidido estudiar administración de empresas, así que creí que sería sencillo encontrar algo que hacer. Lo que necesitaba era ganar experiencia en su campo para poder ir escalando poco a poco.
Ya estaba llegando de nuevo a su casa cuando la música que escuchaba se vio interrumpida por el tono de su celular, era Jess, su mejor amiga de toda la vida.
- ¿Cómo amanece la bestie más fea del planeta?- Era el saludo de cada día de su amiga.
- Ya tu sabes en qué ando a estas horas, más bien ¿por qué interrumpiste tu sueño tan temprano?- Jess era una de las personas más perezosas que había conocido nunca, dormía como un oso en invierno y sé molestaba horrores cuando la despertaban.
- Tu tendrás que amarme, ayer estuve hablando con una personita y te conseguí una entrevista para mañana en Zamtech.- No podía creerlo, llevaba meses intentando aplicar a esa empresa así fuera para servir café.
- Jess, no juegues con eso por favor. Dime que no es broma.- Esto se sentía como un sueño
- ¿Tu crees que podría jugar con algo así Lau? Te esperan mañana a las ocho de la mañana. Pidieron que fueras muy bien arreglada y que llevaras tu hoja de vida.- Dios mío, esto era increíble, amaba a Jess con locura
- Jess sabes cuánto te amo en este momento, mil gracias.
- Lo sé, y me tienes que pagar con una ida al cine por este favorsote que te hice. Hablamos más tarde, voy a seguir durmiendo.
Era la mejor noticia que me podían haber dado, me sentía increíblemente feliz. Entré a mi habitación, saqué la ropa que me pondría ese día para ir al trabajo en la cafetería y fui directo al baño. Mi hermano y mi madre ya habían salido para el colegio y mi papá seguía en el hospital, tenía que visitarlo luego de salir de trabajar. Me vestí rápidamente y cogí una tostada y un banano que habían sobre la mesa y salí volando para alcanzar el autobús, con la llamada de Jess y la emoción de la entrevista se me había hecho algo tarde. Mi jefe era un idiota que sé creía gran cosa solo porque su ‘papi’ lo había dijado a cargo del local y sé volvía un completo tirano cuando alguno llegaba tarde, claramente no quería ser yo la que sé llevara la bronca.
Por la ventana del bus podía ver a diferentes personas pasando, algunas se veían apuradas y otras simplemente andaban, como si no tuvieran preocupaciones en su vida más que existir. En los últimos días había recordado a su amigo por correspondencia, ‘S’. Fue un error muy tonto lo que la llevo a conocer por medio de cartas a ese niño. Quería escribirle una carta a su abuela que vivía en un pueblo muy lejos de donde ella vivía, y como sus padres no tenían mucho dinero, no podía verla muy seguido. En esa carta le contaba cómo su padre la había regañado por reprobar un examen de matemáticas y le echaba la culpa a la maestra de esa calificación. Sin querer puso mal uno de los números de la dirección y la carta terminó llegando a la casa de Sebastián, él muy amablemente había respondido a su carta diciendo que se había equivocado, pero que la entendía completamente porque su maestra de español lo había regañado por conjugar mal unos verbos. De esa manera, empezó una amistad que duró alrededor de cinco años y que se fortaleció por medio de cartas que se enviaban sin falta cada semana. El último verano que se habían escrito había sido el más difícil para ella, habían empezado a burlarse en la escuela de su físico al ser una niña mucho más pequeña que las demás, y aparte era la nerd del salón, 'S' la había acompañado y apoyado durante todo ese tiempo y de repente, desapareció luego de mencionarle que se mudaría a una ciudad de la cual había olvidado el nombre. Había sido una época muy bonita de su vida. Era feliz con poco y no se había dado cuenta lo afortunada que era.
Bajé del bus y caminé hacia la cafetería, pero en ese momento me estrellé contra alguien y derramó todo su café en toda mi blusa. Genial, ahora no solo llegaría tarde si no también llena de café. Parecía que las buenas noticias de la mañana le estaban trayendo más mala suerte de lo normal.
- ¿Es que acaso no tienes ojos para ver por dónde caminas?- Y este tipo quién se creía que era para hablarle de esa manera
- ¿Perdona? ¿Y es que acaso tu no tienes los tuyos bien puestos? Tú venías con una bebida caliente en tus manos, tu debes ser el que tenga cuidado.- ¿Qué carajos le pasaba? Intentaba secarme algo la blusa. Juan me mataría cuando me viera llegar así.
- ¿Eres tan estúpida como para responderme? Mejor discúlpate y que esto acabe aquí, tengo bastantes cosas que hacer.- ¡Ugh! que persona tan arrogante con la que me había topado
- ¿Disculparme yo? Estás loco si crees que lo voy a hacer. Hasta luego.- Empecé a caminar. En serio no quería un regaño de parte de Juan, suficiente tenía con los comentarios que iba a recibir por llegar todo untada de café. Escuché de fondo como ese estúpido seguía alegando, pero dicidí que no tenía nada de importancia.
Llegué, marqué tarjeta y caminé rápidamente hacia los casilleros para buscar algo para cambiarme antes de que mi jefe me viera, lastimosamente no lo logré. Cuando estaba a punto de entrar, asomó sus narices Juan y me vio. Me miró de arriba a abajo con una cara de reproche y solo bufó. Pensé que sería peor, así que antes de que dijera algo entré y busqué en mi casilla lo que necesitaba, me cambié rápidamente y salí, no quería perder más tiempo.
La mañana en la cafetería transcurrió bastante tranquila, no ingresaron muchos clientes, por lo que aproveché para repasar un poco para un examen que tenía en la tarde. Era el último examen, la última entrega de trabajos y podía considerarme graduada, eso si pasaba todo, de lo cual estaba completamente segura. Cuando ya era mi hora de salida, volví a marcar tarjeta, me despedí de mis compañeros y salí corriendo a la parada del bus. Había quedado de ir a ver a su padre al hospital antes de ir a la universidad, lo echaba de menos, pero las últimas semanas había notado que estaba más y más débil, por eso él mismo había decidido internarse para evitar problemas estando solo en casa, ya que no había nadie que lo cuidara. Además, debía llegar temprano a la universidad para poder imprimir el trabajo final y normalmente se hacían unas filas de muerte en la biblioteca por estas fechas de finales.
Estaba llegando a la habitación en la que estaba su padre, cuando escuchó una conversación que no le gustó para nada.
- Y entonces doctor, de acuerdo con los análisis que me hizo el día de hoy ¿Es posible que salga de aquí pronto?- Dios mío, ¿qué análisis? No nos habían dicho que iban a hacerle ningún estudio, ya estaba mejorando.
- Voy a ser muy honesto con usted Señor Adams, le queda muy poco tiempo. La única opción que teníamos era extirpar el tumor, pero se ha extendido por todo el aparato gástrico, no podremos hacer nada más que esperar a que las quimioterapias reduzcan lo máximo posible su tamaño. Lo siento mucho.- No, eso no podía ser cierto, mi papá iba a morir, no tenía muchas esperanzas.
- Se lo pido doctor, no vaya a decirle nada de esto a mi familia. Suficientes problemas les he traído con esta enfermedad. Si me tengo que morir, prefiero que ellos no lo sufran desde ahora.
Dios mío, ahora cómo haría yo para disimular que había escuchado toda la conversación. Sentía como si mil bultos de cemento estuvieran en mis hombros en ese momento. Cómo iba a actuar como si nada frente a mi madre y mi hermano. Era imposible que ellos no se dieran cuenta.