CAPÍTULO IX

1093 Words
— ¡Hora familiar! Un silencio sepulcral llenó la sala y todos préstamos atención, pues ignorar a mamá era cosa seria y ella no era tan condescendiente como papá. — ¿Tendremos otro hermano?— Rió Christian, gritándolo alto, haciendo que mis hermanos se echaran a reír. Yo seguí jugando con el teléfono, mientras Susan hacía trenzas en mi cabello. — noo, ¿O sí?— papá miró con picardía a mi madre, ella se sonrojó y lo golpeó en el hombro. — ¡Claro que no, idiota! Ya no tengo veinte años. — pero te mueves como si los tuvieras. — la tomó de la cintura y besó su cuello. Creo que habían olvidado que estábamos ahí. Mi madre rió, cerró los ojos y lo abrazó del cuello, siguiendo con su jueguito, hasta que recordaron que era "Hora familiar" y se les pasó. — ¡Ya! ¡Comportate, Dan! Mis hermanos reían "disimuladamente" Christian leía la revista que se suponía era para Susan y los miraba de reojo y yo solo deseaba que la tierra me tragara. — ¿Por qué preguntaste eso, cielo?.— cuestionó mamá, llamando la atención de Christian. El rubio negó con su entrecejo arrugado, se encogió de hombros y le restó importancia con la mano. — me pareció que sí, creí que al final Jonathan dejaría de ser el enano de la familia y sé convertiría al fin en hermano menor. — John tomó el cojín del sofá en el que estaba sentado y se lo lanzó, mientras Dana, Axel, Sutton, Summer, Christian y, lo acepto, también yo, nos reíamos a carcajadas. Éramos una familia numerosa, pero fuera de nuestros problemas o que cada uno había tomado un camino diferente, éramos muy unidos. — ¡No es gracioso, tarado! — bufó Jonh, quien acaba de cumplir 14 años, era el menor de todos y el que había llegado después de Dana. Teníamos otro hermano, aunque nadie lo mencionaba mucho, pero que, como si lo hubiera conocido, sentía que lo amaba como si lo hubiera hecho toda la vida. Se llamaba Ángel y era el mayor de todos, pero lastimosamente no había nacido, pues mamá lo había perdido en un accidente cuando vivía en Italia. En ocasiones, cuando eran las vacaciones del primer trimestre, viajaba a Italia solo para hablar con él, pues para mí era parte de la familia. Mis hermanos seguían riendo, pero yo me había perdido tanto en mis pensamientos, que me habían dado ganas de llorar. — ¡Ya basta! Dejen a su hermano en paz. — papá se sentó en el sofá y atrajo a mamá a sus piernas. — ¿Por qué preguntaste lo del hermanito?— una vez más miró con picardía a mamá y la hizo sonrojar. — bueno, encontré unas pruebas en el cesto de la basura que estaba en la cocina y creí que era suya, ¿De quién más si no?. ¡Mi...er...da! Miré con premura a Susan, con mis ojos desorbitados y mi rostro pálido, sintiendo que en cualquier momento sería descubierta. Ella cerró los ojos, mordió sus labios y me murmuró un inaudible "lo siento" ya que se suponía que ella los había tirado en donde nadie se daría cuenta. ¡Y venos acá! — ¿Una prueba? ¿No será de alguna de tus pacientes, o las de Axel? — inquirió mi madre, mirando interrogante a papá. — no recuerdo haber traído nada del trabajo… Christian lo interrumpió. — No, es que es de esos que parecen resaltadores. — cerró la revista. — son test de embarazo casero, Christian. — informó Sutton, con tranquilidad. Tranquilidad que le duró poco. — ¿Es tuyo? — cuestionó entonces papá, entrecerrando sus ojos hacia mí hermana. — ¡Rayos, no! ¡El hecho qué sepa como se llaman y lo que son, no significa que sea mío!. — ¡Te lo tenías bien guardado! — se burló Summer, despeinando a su copia. — ¡No molestes, Summer! La tensión en el ambiente era disipado con sus locuras, pero por la mirada de mis padres sabía que no estaban del todo contentos con que alguna de sus hijas estuviera embarazada, pues para ellos sería algo parecido a arruinar su futuro. Miré el espectáculo aterrorizada, espantada y me imaginé en cinco segundos lo que sería de mí, si se daban cuenta de que esas dichosas pruebas eran mías. La mejor idea que cruzó por mi cabeza en ese momento, fue meter justo, la cabeza, en un agujero en la tierra, el problema era que aunque eso fuera posible, había algo que no podría ocultar, y era la panza de embarazo cuando ya estuviera a punto de estallar. El ambiente que era tenso y tóxico, cambió cuando mamá tomó la mano de mi padre y le dijo que probablemente la prueba era de alguien más, que quizá debían hablar con mis tíos para ver si no era de Cindy, Luz o Sara. — ¿No será de Chris?— Y fue ahí, cuando por primera vez me dieron ganas de abofetear al puberto de 14 años que tenía por hermano y lanzarlo con un misil al espacio. Mientras él reía a carcajadas, mis hermanas parecían estar incómodas, le hacían gestos para que se callara y el bruto no entendía. Yo sí, de solo ver el semblante serio, frío y oscuro de papá, me daba cuenta de que aquello no le había dado gracia, puesto que como Cindy dijo una vez, yo era su niña, era su más grande tesoro, todos lo éramos, pero siempre habíamos sido como uña y mugre, compañeros de batalla, él el pirata y yo el loro, él era Pinky y yo Cerebro, él era el náufrago y yo era Wilson. Así de sencillo. Poco a poco su rostro se tornó rojo y le faltó una risa más de parte de Jonh para que le lanzara un zapato. John, al ver que nadie se reía, se detuvo y miró asustado a mi padre. — solo decía que Chris también es… olvidenlo, era una broma. — solo que de Chris-tian — se lució mi amiga, hablando "entre dientes" para que nadie la escuchara, pero era inutil, todos habían comenzado a reír de nuevo, esta vez hasta mía padres lo hacían. Mi hermano, que nunca se quedaba callado, se acercó peligrosamente a la castaña y la retó con la mirada. — solo que sea nuestra. — dijo, hablando con una malévola picardía. Adiós tensión… y hola de nuevo. Al menos la atención ya no estaba puesta en mí. ****
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