Su nombre era David, esa fue la tercera cosa que supe de él, había llegado a robar, sí, a robar una botella de vino para él, mi hermano y las damas de honor, amigas de Cindy.
La verdad aquello no me sorprendía.
Habían pasado dos horas, quizá más, no había ido a la boda de mi hermana y tal parecía que nadie se había percatado de ello.
En fin, ya estaba hecho y quizá me hubiera embriagado hasta el olvido, de no ser porque estaba embarazada y amaba demasiado a ese bebé cómo para dañarlo por el idiota de su padre.
Dave tomó el bate de béisbol y comenzó a golpear con desenfreno el cerrojo de la puerta, estaba desesperado y yo también, y aunque estar encerrada con él no había sido tan malo, imaginar lo molesto que estaría papá y toda mi familia, sí lo era.
— No podrás, estas puertas están d
