DANNA Chris dijo que David se había rehusado a dejarla quedarse conmigo esta noche, por lo que mis únicas opciones eran: 1. dormir en el sofá frío de la sala, 2. con el baboso de mi hermano quien se había encerrado alegando que ese era "su espacio personal" y 3. en la habitación destinada para el bebé, con Andrew, mi jefe y potencial archienemigo. Andrew era mayor que yo por tres años, pero su carácter era el de un cincuentón desalmado. Hermético, controlador y soberbio. Sus ojos eran una extraña combinación entre verde, gris y azul, su estatura era de 1.86 y tenía un cuerpo de infarto, su tipo de piel era nivea y su sonrisa dejaba en jaque a cualquiera. Todo un sueño para lo que de verdad representaba. Y sí, pese a su carácter, el desgraciado tenía sonrisa, lo había visto sonreír

