Una señal mágica Desayunar con la maestra y los ojos fisgones de mis sobrinas se me estaba haciendo terrible. —¡Gracias por ser tan atenta con las niñas, maestra! —dije decidido a romper el hielo. —No hay afán, es mi trabajo y procuro hacerlo de la mejor manera. —No dejaba de mirarme y sonreír. —Bueno, pero es que no todas las personas tienen la vocación. —intente llevar la conversación solo a términos profesionales. —¡Tal vez si! —Las gemelas cruzaron miradas, se levantaron y nos dejaron solos. Era más incómodo de lo normal. —¡La pasé muy bueno anoche! —susurró para que nadie más oyera. —Todo lo de anoche, fue… ¡No sé cómo describirlo! —Estuve a punto de ser un puto desalmado diciéndole que había sido un error —¿Mágico? ¿Especial? ¿Lindo? Para mí fue único. Nunca pensé que se nos

