Una de las cosas que más me gustan de la vida son los giros inesperados que da. Ese día estaba sentando en mi pupitre, esperando a que la clase comenzara cuando mi mejor amiga se acercó emocionada.
–Gabriel, ¿Qué crees? – La emoción en su voz estaba mal contenida y sus ojos abiertos de manera excesiva. Jane era una persona de emociones fáciles y extrañamente resultaba delicioso poder verla cuando se emocionaba. Pero ese día me encontraba algo indispuesto para deleitarme con sus expresiones múltiples y le respondí con un movimiento seco de la cabeza. – ¡Mis contactos me informaron que están haciendo un casting para una película! – No pude evitar encoger los hombros de manera vaga. Jane se enojó y tuvo otro cambio de humor. – Vale, pues no te vuelvo a decir nada.
– Está bien. Dame los datos necesarios para que vaya.