Capitulo 3

3008 Words
Vamos camino a la casa de los padres de Gia y la verdad estoy nerviosa. Nos han mandado al chofer de la familia para llevarnos hasta ellos, tengo curiosidad por conocerlos. Miro a mi amiga que está a mi lado y puedo decir que está muy guapa. Así que, si ese tal Mario estará en la cena pues caerá para atrás cuando la vea. Está usando un vestido rojo hasta la mitad de sus muslos con unos zapatos de muerte y el cabello recogido con unos mechones sueltos, a mí me costó decidirme que usar así que me coloque un vestido para mi gusto un poco corto, pero quien le discute a Gia. Mi vestido es n***o con un cinturón rojo y zapatos a juego, mi cabello bien peinado hasta la cintura y maquillaje sobrio. entramos en una zona de residencias que se nota son exclusivas, no detenemos en una enorme y linda casa con un jardín precioso. Al llegar el chofer nos abre la puerta y salimos. Los nervios me están matando, tomo por el brazo a Gia que me mira divertida. —Gia ¿estás segura que no se molestaran porque este aquí? —ella rueda los ojos —No Ali. Tranquila, yo los llame y están encantados de que te traiga a casa. Ya era hora de que conocieran a mi mejor amiga y compañera de departamento según sus palabras —me tranquiliza —Bueno. Vamos entonces —caminamos hasta la puerta que es abierta por una mujer de unos cincuenta y pocos, muy elegante. Rubia de ojos grises y una mirada cálida, envuelve en brazos a Gia y ella le responde el abrazo muy emocionada —¡Hija! Te extrañe mucho, ¡Oh Dios! estas preciosa—dice mirándola de arriba abajo dándole un chequeo y limpiándose las lágrimas —Ya me hacías falta bebé. No sabes cómo me emocione cuando llamaste y dijiste que no querías radicar en Londres. —Si mami, lo sé. Yo también te extrañe —dice secándole las lágrimas a su madre y unas cuantas de ella misma—Pero aquí estoy, vine para quedarme. Venga, que te presento a mi amiga —voltea hacia mí y me presenta ¡Dios que nervios! —mami. Ella es Alicia López mi mejor amiga y compañera de departamento en Londres y aquí también —sonríe. Le doy mi mano a la señora y ella para mi sorpresa me abraza. — Hola querida. Me llamo Penélope Scott y es un placer mi niña, si eres amiga de mi hija es porque debes ser una buena muchacha, mi Gia es muy selectiva con sus amistades—me sonríe cálida y respiro, ahora me doy cuenta que estaba conteniendo la respiración — Gracias señora Scott —le devuelvo el abrazo ¡con mi mejor sonrisa! — Nada de señora. Soy Penélope ¿está bien? — Esta bien. Será Penélope entonces Gia nos interrumpe en ese momento —Mami ¿nos vamos a quedar en el vestíbulo toda la noche? ¿Dónde está papá? Caminamos hasta la sala y en ese momento baja un hombre mayor. cálculo que es de la misma edad que Penélope. Es alto, ojos azules y rubio. Definitivamente Gia salió a su padre. Llega a su encuentro. La abraza, la besa en la mejilla y ella está muy emocionada —¡Papi! ¡Te extrañe un mundo! Extrañaba tus abrazos — Mi amor, yo también te extrañe ya eres una mujer hecha y derecha, pero mírate ¿dónde está mi princesa que jugaba a las muñecas? —la mira con amor —¡Por Dios papá! no digas esas cosas, me rayas —todos reímos por sus ocurrencias –pero tu estas igual de guapo ¿eh? De seguro mi mamá te tiene con la cuerdita corta — No mi amor. Yo no necesito la cuerda corta porque no hay mujer más hermosa y que me haga feliz como tu madre —podrían quererse más pienso, este hombre es sin duda un caballero y ama a su mujer. —¿Ves hija? que más le puedo pedir a la vida —interviene su madre que está a mi lado con una sonrisa de enamorada, en ese momento el señor se da cuenta de mi presencia y me observa. ¡Mierda! ¿será que no le caigo bien? bueno no eres monedita de oro para caerle bien a todo el mundo. Mi amiga interviene — Papi. Ella es mi amiga Alicia ¿recuerdas? de la que te hable—saludo tímidamente — Hola señor Scott. Como su hija dijo, me llamo Alicia. Es un gusto y placer conocerlo a usted y a su esposa —él me mira y luego emboza una sonrisa y se acerca hasta mi dándome un beso en la mejilla —Hola Alicia soy Ian. Nada de señor Scott, me haces sentir más vejo de lo que soy. Es un placer que este en casa y siempre serás bienvenida —se voltea hasta su hija y nos dice—Pasemos a sentarnos ¿quieren una copa champán? —nos ofrece el padre de Gia —Si. Gracias —respondo, mi amiga asiente y él se va por las copas — Por cierto, mamá ¿dónde está Mark? —Pregunta mi amiga, Penélope suspira con desesperación, pero Ian se adelanta responder cuando entra con las copas —Mark dijo que venía retrasado. Está en una reunión con Mario, así que llegaran en un rato—al escuchar el nombre de Mario mi amiga empieza a sudar y sé que está nerviosa y ansiosa por verlo. —Mmm. Que bien —es lo único que responde. Su madre la mira y empieza con las preguntas comunes como ¿estás bien? ¿cómo te sentiste en Londres? Y la pregunta del millón llega cuando su padre interrumpe a su hija — Gia ¿qué piensas hacer? es decir ¿ya tienes entrevista en alguna constructora? —pregunta su padre muy interesado. Ella se tensa —Bueno papá. Eh estado pensando en tomarme un tiempo libre ¿sabes? Estoy un poco saturada con todo lo de la carrera, quiero descansar y disfrutar de ustedes y de mi vida por un tiempo —responde mi amiga esperando la famosa charla, su padre frunce el ceño por un momento, pero lo cambia al notar la mirada que le da su esposa y luego se lleva las manos al rostro como pensando y responde —Bueno hija. Esto lo hablamos otro día ¿sí? no vamos a arruinar esta velada ¿te parece? —Está bien papá y gracias de verdad. Lo agradezco —le lanza un beso que lo hace sonreír y negar con la cabeza. —¿Que hare contigo princesa? —Me voltea a ver y me pregunta— Y tu Alicia. Si no es mucha indiscreción cuéntanos ¿de dónde eres? porque no eres americana ni inglesa ¿o me equivoco? —pregunta interesado —No seño... perdón. Ian, soy Latina. Mis padres son Venezolanos, pero emigraron a España—le respondo con una sonrisa —Latina eh. Me lo imaginaba ¿porque te decidiste venir a Nueva York? —Con sinceridad, aplique para unas entrevistas en unas constructoras y me aceptaron para asistir. Así que, aquí estoy —Bueno querida. Te deseo suerte —me dice Penélope —Gracias de verdad. Gracias por cómo me han acogido en su casa, estoy muy agradecida.  —Nada de es. Tú has tratado a mi hija como a una hermana y la has acogido en tu casa con tu familia y ella nos ha contado que la tratan como a otra hija. Así que es lo mínimo que podemos hacer por ti —responde Ian—cuéntame de tu familia, si no es mucha indiscreción —dice el — Que le puedo decir. Soy hija única, mi padre es arquitecto y mi madre es graduada en administración de empresa, pero cuando me tuvo dejo de ejercer para dedicarse a mí a tiempo completo, son muy amables. Son mi vida si le resumo y aunque se que pueda verse egoísta que no regresara con ellos, fueron mis padres que me animaron a seguir adelante para que alcance mis sueños —concluyo con nostalgia Penélope me toma de la mano y me dice — No hija. No eres egoísta, si tus padres quieren que seas feliz y tu felicidad está aquí, ellos serás los primeros en alegrarse y creo que lo sabes —me sonríe con cariño—cuenta conmigo para lo que sea y tienes en mi a una madre y amiga —esas palabras me llegan de verdad son unas buenas personas Gia se quedó corta al describirlos —Venga ya. Me van a ser llorar y el maquillaje se me va a correr —nos reímos del comentario de Gia. En ese momento suena la puerta seguido de unos pasos y entran dos hombres. Gia se levanta y se tira en brazos de uno de ellos chillando de alegría y el la recibe en brazos haciéndola girar, los dos riendo como niños y me supongo que es su hermano mayor, aunque no logro visualizarlo bien. A su lado un hombre muy bien parecido alto, cabello y ojos negros con hombros anchos un hombre muy guapo y de la forma que mira a Gia deduzco que es Mario y me regocijo porque está babeando por mi amiga, ¡bien! que vea lo bonita que es mi amiga y ya no es una cría como de seguro la recordaba, el hermano de Gia la baja y Mario la abraza dándole la bienvenida y ella le da un beso en la mejilla que lo sorprende, luego se da la vuela y caminan los tres hasta nosotros y visualizo a Mark el hermano de Gia y ¡Por Dios! Creo que me va a dar algo en un hombre sencillamente espectacular un adonis en todo su esplendor. Es rubio como Gia comparten los mismos ojos azules mide alrededor de uno noventa, se por Gia que tiene treinta años es de muy, muy buen cuerpo posee unos labios generosos que de solo mirarlos provocan en mi cosas.... Ya basta Alicia ¿¡Que te pasa!? Deja de pensar esa cosas me regaño mentalmente, en ese momento mi amiga me saca de mis pensamientos. —Amiga. Te presento a mi hermano. Extiendo mi mano y tengo que levantar mi cabeza un poco debido a lo alto que es a pesar que llevo tacones sigo siendo pequeña. Toma mi mano y siento una corriente por todo mi cuerpo que nunca había sentido  — Un placer. Me llamo Mark Scott —dice con cara de póker — Mi nombre es Alicia López —respondo lo más calmada posible aunque es difícil ¿qué me pasa? por Dios yo no vine a esto. Yo vine a trabajar y empezar de cero pero no con esto en mente. —Bueno Alicia es un placer —dice con una voz ronca que me parece de los más sexi voltea y dice—él es mi amigo Mario —este me mira y luego sonríe — Hola linda. Me llamo Mario Ùzcategui es un placer conocerte —toma mi mano y la aprieta — Un placer de verdad Mario —respondo con una sonrisa, miro de nuevo a Mark y me está observando, pero no sé qué estará pensando. Solo nos mira — Tú acento no me es familiar —me dice Mario—¿no eres americana verdad? —yo le miro y respondo: — No. Estas en lo correcto soy de latina — Venga ya. Una latina —dice cantadito lo que hace que todos riamos excepto el hermano de Gia ¿qué le pasa? —Bueno si ya hecha las presentaciones, pasemos a la mesa que me muero de hambre —dice Gia mirándome divertida por como la mira Mario. — Si... Si tienes razón —responde Mario lo que hace que nos riamos las dos como locas ganándonos las miradas extrañadas de todos excepto Mario que creo que esta rojo ¡Por Dios! este hombre se muere por mi amiga. La cena pasa divertida todos reímos y hablamos. Menos Mark que solo observa y no interviene mucho. Les contamos como nos conocimos, les cuento que a veces los quiero dejar sin hija porque despierta muy temprano y pone música a todo lo que da, lo que los hace reír y ella me saca la lengua, toda la cena transcurre normal hasta que Mario pregunta interesado —Chicas, pero cuéntenos ¿cómo dejaron los corazones en Londres? —Eso hace que Gia voltee los ojos y yo me tense, no quiero hablar de eso todos nos miran interesados incluyendo los padres de mi amiga la cual responde  —A ver Mario. Ningún corazón roto. Nosotras somos libres y sin compromiso ¿entendido? — ¡Vamos! ya no eres una niña Gia y aunque no me agrade sé que has tenido tus parejas —dice Mark mirándonos—y de seguro que tu amiga también los tendrá o me equivoco —c*****o es lo que pienso —Déjala Mark. Eso no es problema tuyo —interviene su madre que se ha dado cuenta que estoy tensa —tranquila cariño, es que estos hombres son muy curiosos —Si claro. No se preocupe —embozo una forzada sonrisa hacia ella —Pasemos a la sala a tomar unas copas ¿les parece? —dice Ian y todos asentimos. Yo me levanto y me disculpo para ir al tocador, me indican donde está y me dirijo a él. Una vez dentro me retoco el maquillaje, pero estoy molesta por el comentario del hermano de Gia. Que grosero, pero respiro hondo —Cálmate Alicia. relájate no le prestes atención a ese egocéntrico —me digo a mi misma mientras me retoco el lip gloss. Cuando estoy lista me propongo a salir, pero cuando abro la puerta... ¡Mierda! qué querrá. frente a mi esta Mark mirándome de arriba abajo y tengo que decir que solo eso hace que la piel se me enchine, trato de ignorarlo así que paso por su lado, pero él me toma del brazo.  — ¿Que deseas Mark? nos están esperando abajo —le digo —Es que te estado observando y sé que me miras —le miro extrañada y él pone los ojos en blanco y prosigue —Bueno. Que me tienes ganas niñita —creo que mis ojos van a salir de orbita por lo que ha dicho ¿tan obvia soy? ¡Jesús! trágame tierra. Así que le respondo lo más tranquila que puedo después de esa bomba —Mira. Déjame decirte unas cositas. Primero no me llames niñita —el solo me mira—no te voy a negar que ere atractivo, pero de eso a tenerte ganas ¡por favor! tu ego es más grade que esta casa —me alejo de su agarre— ah y si te miro es que nunca había visto a un c*****o en toda su expresión, en vivo y en directo. mucho menos gratis ¿me entiendes? —se tensa y cuando me volteo para irme me toma del brazo y me empuja contra la pared ¡mierda! —¿Así que soy un c*****o? —me susurra cercar de la oreja y huele delicioso. A loción. Mmm... Ya Alicia compórtate, lo alejo — Si y déjame en paz —me decido a bajar a la sala cuando lo escucho y de verdad me deja sin palabras lo que me dice —No sacaras nada de mi hermana ella no quiere involucrarse en la empresa así que no te vas a aprovechar de su posición, ni mucho menos de la de mi familia, pero yo si te puedo dar cosas interesantes —pero ¿qué coño está diciendo? Me volteo y lo enfrento —Mira c*****o maximizado a mí no me hablas así porque no me conoces, tu hermana es mi amiga. Es como mi hermana y jamás me aprovecharía de ella ni de tu familia —siseo con odio por su atrevimiento en me mira con desdén y responde —Si claro. Todas son iguales. unas interesadas —no lo soporto más. Me prometí que nadie más me iba maltratar ni verbal ni físicamente así que le estampo un bofetón con toda la rabia, el me mira sorprendido y con odio, me toma de la muñeca con rabia y me está lastimando. —Mira niñita ¿quién te crees que eres para golpearme? ¡Ah! —me grita y estoy a punto de desfallecer me odio por ser tan débil. — Suéltame —susurro— me estas lastimando —pero él está apretándome más fuerte. Estoy por entrar en pánico. No, no aquí, no otro ataque de pánico. ¡No! —¿Te lastimo? —dice con indiferencia—pues me vale una mierda ¿quién te crees? a mí nadie me pone una mano encima —y no aguanto más. Un sollozo sale de mi garganta y comienzo a forcejear y no sé, pero tengo miedo... estúpidos traumas. — Déjame. No me hagas daño por favor.... ya no más —no sé de donde salió eso. Mierda estoy jodida. De repente me mira con arrepentimiento y creo que lastima, no. ¡Maldita sea! odio que me tengan lastima así que cuando me suelta bajo corriendo las escaleras dejándolo en el sitio sorprendido y en su rostro me parece ver culpa y sin decir una sola palabra me voy corriendo, pero me detiene Penélope en el camino — Pero mi niña ¿qué te paso? —no me sale la voz pero me esfuerzo —Discúlpame. Me tengo que ir, adiós. Discúlpame con los demás —y sin más salgo de su casa dejándola parada en medio del vestíbulo de su casa y camino para encontrar un taxi que me lleve al piso, solo quiero llegar y meterme en la cama por ser tan estúpida y débil.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD