Max Era como meterme en la boca del lobo, en este momento yo era como la tierna Caperucita que estaba apunto de ser devorada por el lobo feroz, y vaya que si. Bueno todo sea por salvar a mi ángel, en el momento que decidí venir, no lo pensé solo pensé en ella y en nadie más, ahora lo verdaderamente importante es como vamos a salir de aquí. Caminé torpemente con estos tacones que me están torturando hasta el alma, hasta el hombre que no ha dejado de verme, “joder” ahora entiendo a las mujeres cuando se sienten intimidad por la mirada de los hombres. En fin llegué hasta donde ese hombre que no disimulaba absolutamente nada, su mirada hacia mi. —¡Hola bombón! ¿Me invitas una copa? —exclame. Mientras aquel hombre gordo y calvo me devoró con la mirada, bueno, se que solo es por una buena ca

