Esto es serio.
Desde el punto de vista de Freya
«Ella lo hirió gravemente. Fue su culpa. Por eso no confía en nosotras. Tiene miedo, pero nos quiere y nos desea tanto como nosotras a él», mi lobo seguía susurrando en mi cabeza.
—¡Cállate! —dije mientras parpadeaba un par de veces y luego abría los ojos, estaba tumbada en la cama y se sentía muy cómoda. El olor que inhalé de las sábanas era definitivamente el de Gunnar.
«Ella arruinó nuestras oportunidades con él. Hiciste bien en matar...»
—¡Cállate! —grité con fuerza y me senté en la cama.
Los gemelos se tensaron inmediatamente.
Se pararon y se colocaron frente a mí. Mi suposición fue que estaban hablando de algo.
«Te diré por qué Gunnar es tan frío con nosotras», dijo mi loba de nuevo.
—Por favor, detente. —Le supliqué mientras levantaba la mano y me la llevaba a la cabeza.
—Um... Freya, ¿te molestan nuestras voces? —preguntó Magnus en voz baja.
Rápidamente bajé la mano y negué con la cabeza.
—No, no me refería a ti, sino a mi loba. —respondí, luego me moví y traté de sonreír.
Sí, la voz que escuché era realmente mi loba, pero por alguna razón sonaba diferente. Había algo en ella que no se sentía igual. Ya no podía sentir la sumisión o el respeto en ella como antes.
—¿Cómo te sientes? —preguntó más cerca y se sentó a mi lado.
—Estoy bien. Es que me siento cansada por alguna razón. —Respondí con sinceridad.
Apoyó su mano en mi frente con un suave suspiro. Cerré los ojos un segundo, disfrutando del calor y el cosquilleo en mi piel.
—Siento preguntarte esto, Freya, pero ¿recuerdas lo que te pasó en nuestro despacho? —preguntó seriamente.
Guardé silencio y pensé en lo que había pasado.
—Lo último que recuerdo es a Gunnar afirmando que te quiero más que a él, y eso realmente no es cierto. —respondí con voz de pánico.
—Oye, cálmate, vale. Tranquila. —dijo Gunnar rápidamente, sorprendiéndome.
—¿Recuerdas algo más? —preguntó Magnus.
—No. Nada, espera... ¿me he dormido? —pregunté en voz alta.
—Tal y como pensábamos... —Él respondió.
—Freya, perdóname por preguntarte esto, pero ¿quién era tu madre? ¿Qué clase de lobo era? —Me preguntó intrigado.
La miré y luego aparté un mechón de pelo de mi rostro.
—Mi madre era una omega, murió cuando yo nací. —respondí con tristeza.
—¿Y quién te ha dicho eso? —preguntó Gunnar con seriedad.
¿Por qué me hacían esas preguntas?
«Es por mi culpa», respondió mi loba.
—Mi padre... —,respondí, ignorándola por completo.
—Bien, entonces Freya, ¿recuerdas aquella vez que hablamos contigo? ¿Cuando nos dijiste la verdad sobre tu padre? —preguntó Magnus.
—Sí. —respondí.
—¿Recuerdas lo que dije? —preguntó.
Fruncí el ceño y luego negué con la cabeza.
—Si te hace sentir mejor. Puedes seguir adelante y rechazarnos, eso nos causaría un dolor insoportable y nos haría pagar por nuestros pecados. Freya, te queremos mucho y estamos dispuestos a aceptar cualquier castigo, por favor, perdónanos. Cuando asaltamos tu manada, no lo hicimos por la riqueza y los recursos. Había una mujer en particular que queríamos matar. Pero el Alfa y su Beta se interpusieron en nuestro camino para protegerla. No teníamos paciencia para esperar, así que hicimos lo que creíamos correcto en ese momento. En serio, no estoy diciendo que herir y matar a tu padre haya sido lo correcto, estoy intentando que entiendas que estábamos muy molestos y que nuestra cordura se había esfumado. Esas fueron las palabras exactas que te dije.
—Sí, lo recuerdo. —Respondí con sinceridad.
—Nunca te dijimos a cuál de nosotros esa mujer le hizo daño o que le hizo daño a alguno de nosotros. Sin embargo, por alguna razón, creo que sabes cuál de los dos es. —dijo seriamente mientras yo tragaba con fuerza.
Sí, sabía que era Gunnar. Para ser exactos, mi loba me lo dijo y no tuvo ningún sentido.
—Sé que fue Gunnar por mi loba. Sigue susurrando que la culpa fue de esa mujer por hacerle tanto daño. Y que nos quiere, pero parece asustado al mismo tiempo. —Respondí y luego fruncí el ceño.
Ambos me miraron con expresiones de sorpresa en sus rostros.
—Ahm... ¿Qué pasa? —pregunté seriamente.
—Esto es serio. —susurró Gunnar, y luego se dirigió hacia el sofá y se sentó.
—Freya, ¿estás segura de que con quien hablas es con tu loba? —Me preguntó Magnus.
—Sí, estoy segura. —respondí nerviosa.
—¿Alguna vez te has cambiado y la has visto antes? Si es así, ¿qué tipo de abrigo de piel tiene? —Preguntó.
—Bueno..., nunca he visto cómo es porque nunca me he movido en mi loba. Magnus, ¿qué está pasando realmente? —pregunté en voz alta.
—Así que nunca la has visto antes. ¿Qué tan segura estás de que ella es tu loba entonces? —preguntó.
¿A dónde iban exactamente sus preguntas? ¿Y qué quería decir con eso?
—Bueno, ella ronronea cuando nos tocas. Gime cuando nos hacen daño. Y este increíble cosquilleo llena todo nuestro cuerpo cuando nuestra piel es tocada por ustedes. También sabe que son sus compañeros y elige someterse a ustedes, además está dentro de mí. Hablamos y compartimos la mayoría de nuestros sentimientos —Respondí con seriedad.
Magnus se levantó y miró a Gunnar.
—¿Qué piensas de todo esto hermano? —Preguntó.
—Definitivamente tiene un lobo. No estoy seguro de si su lobo es un lobo híbrido o de r**a pura. —respondió, confundiéndome aún más.
—¿De qué estás hablando? —pregunté.
—Hace unas horas, antes de que te desmayaras, me puse celoso de Magnus. Freya, yo también quiero que te sientes en mi regazo. No sólo en el suyo. —dijo Gunnar muy sorprendido.
Por alguna razón, sentí que me decía eso para hacerme olvidar sus palabras de antes. No obstante, una gran parte de mí estaba muy feliz por lo que acababa de decir.
Me levanté rápidamente de la cama y fui hacia él, ignorando el ligero mareo que sentía.
Cogí sus manos cuando me las tendió y me senté en su regazo. Me acurruqué cerca de él, con la cabeza apoyada en su pecho.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y una sonrisa se formó en mi cara. Se sentía tan surrealista estar en sus brazos de esa manera. Sabía que me amaba. Pero a veces podía sentir que no quería que me acercara a él.
—Te quiero. —susurré las palabras sin pensar, y luego me mordí el labio inferior.
—Lo sé. —Me respondió, besando la parte superior de mi cabeza mientras me rodeaba con sus brazos.