PERSPECTIVAS DIFERENTES

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Prólogo.

Son historias narradas desde las perspectivas de los amantes, esas personas que decidieron someterse a él lujurioso juego del sexo, tal vez llenos de amor, o solo buscando placer, todos ocurren en su mente y solo algunos logran llevarse a cabo en nuestra realidad, puesto que dentro de cada uno de ellos, lo incognito se podrá revelar. Descubramos juntos como estos seres pueden llegar a las estrellas con tan solo mirarse, rozar su piel, y unirse eternamente compartiendo sus energías, pues bien dicen por ahí, que después de cada encuentro se queda un poco de la energía del otro dentro de ti, y es de esa manera en la que logras recordar y sentir exactamente lo que con ese ser viviste, quien quita un día de estos, el protagonista de una de estas historias, seas tú.  

SU HECHIZO.

CAPITULO I

Hace mucho tiempo en una de mis aventuras o de pronto fue un sueño, no lo recuerdo muy bien, conocí una bruja.

Así la llamaban en el pueblo, por qué era una mujer libre, soñadora, su universo no se limitaba a las 4 paredes de su casa o las ollas y el fogón como habían sido educadas las niñas bien del pueblo, no, ella no era así, simplemente no encajaba, no encajaba en lo que decían las matronas de prepararse para ser una sumisa esposa, si no se casaba joven tendría la gran oportunidad de ser monja o si no iba a terminar como la vieja Teresa. La vieja Teresa era una mujer que nunca quiso tener un marido, así se la hubieran peleado todos los galanes de la región, la vieja Teresa era un espíritu libre y eso era una maldición para las rezanderas del pueblo, que nunca quisieron, quizás por miedo probar la libertad, bueno mi bruja estaba condena a volverse como la vieja Teresa, ella tampoco encajaba en los cánones de lo que era ser una dama de bien en la "sociedad", Madame Alice, así se llama la bruja de mis sueños, y dueña de mis más oscuros deseos.

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Y la conocí en medio de una tormenta. Me encontraba haciendo ruta como de costumbre lejos de todo, huyendo o pretendiendo huir de todo, tal vez de nada.

La noche anterior en medio de una lluvia voraz había llegado a Concepción un pueblo perdido en medio de las montañas y de los mapas, no me pregunten cómo llegar, nunca lo supe, esa lluvia me llevo hasta allá.

Parquee mi moto en una acera resguardado de la lluvia y me dirigí hacia el único sitio con una luz encendida, para mí fortuna era el restaurante y la única pensión en kilómetros a la redonda según me dijo el viejo que me encontré sentado en la barra, contando las polillas que se estrellaban en la vieja lámpara.

-Hola extraño, ¿Qué te trae por estas tierras, que andas buscando?

- Soy Max, dije sin si quiera voltear a mirar aquella voz que se escuchaba prácticamente como un susurro.

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Gire a mirar quien me hablaba detrás de una cortina y ahí conocí a mi bruja y encontré la respuesta a lo que ella me había preguntado y después de eso, bueno lo que paso lo dejare para una próxima vez que nos encontremos nuevamente, por ahora les dejo algo de lo que escribí para ella esa noche.

"Si alguna vez conoces una bruja no pretendas enamorarte, debes saber que no habrá retorno. Ellas saben amar con la libertad que jamás conociste, te abrazaran con toda su feminidad hasta ser una sola fundida a ti, Compartirán su alma, su corazón y su cuerpo contigo, jamás verás otra desnudez semejante y vas a aprender que no era la desnudez de su cuerpo lo que buscabas."