''No sabes cuánto duele sentirte lejos y mucho menos cuanto me duele haberte alejado. ‘‘
Mis manos comenzaron a bajar lentamente hasta llegar a sus hombros y presionarlo mucho más a mi, baje por su pecho y devolver la otra a su nuca.
Su rodilla se movió y jadee, mordí y lamí su labio inferior haciendo que un gruñido brotara de su interior. Todo se siente tan bien que no nos preocupamos por si nos veían, de igual forma todos están es sus mundos, esta sensación es tan deliciosa que no podía parar pero el oxígeno ya era muy poco así que lentamente dejamos de besarnos para presionar nuestras frentes.
— ¿Qué fue eso?—pregunto sin aliento.
—Yo dejando de pensar y comenzando a sentir, tomando lo que el momento me está dando—sonreí—esta tensión aún está entre nosotros ¿no lo sientes raro?
—Si, es extraño pero me enciende—dijo presionando mi espalda baja para que rozara con su rodilla—al igual que a ti—dijo al salir un gemido de mí y entreabrir mis labios—esto no debe dañar nuestra hermosa amistad ¿cierto?—negué eufórica.
Me siento al borde de mis sensaciones y que estemos así no me ayuda en nada.
—No es lo que planeaba cuando te besé, por eso lo hice—seguimos bailando—sé cómo es mi mejor amigo y si dejamos esto solo en esta área no nos pasara nada, confío en ti—él sonrió.
— ¿Dices que seguiremos?—preguntó sonriendo.
—Posiblemente—me separé un poco—primero debo ver qué sucede con Benjamín—Polar soltó una carcajada.
—Fui tu impulso—dijo—esa es mi mejor amiga, no la cobarde de los últimos años—lo golpee riendo—ve a buscar a tu galán, princesa—me rei y me di la vuelta alejándome de él.
Lo busqué por la sala y no lo encontré, al igual que en la cocina, el porche e incluso en las habitaciones.
— ¿Será que no vino?—pero mi pregunta fue aclarada cuando lo vi en el jardín con Madison colgando de su cuello, mi vena comenzó a palpitar y di pasos fuertes hasta estar en el jardín.
Estando más cerca pude ver el pequeño beso que le dio y como él le correspondió sin dudarlo, inhale con fuerza y exhale con rabia, yo no tengo derecho a decir nada cuando lo ignore todos estos años y además me había besado con Erick minutos antes de salir a buscarlo.
Respiré profundamente y lo miré con intensidad para que sintiera mi mirada, sueno como acosadora pero mi mirada logró el efecto buscando en el momento que su mirada me recorrió con descaro, yo sonreí de medio lado y miré hacia la casa cabaña que los padres de Erick habían construido hace ya tres años.
Sabiendo que vendría, comencé a caminar contoneando mis caderas de una forma sensual, quería tener el control minutos antes del desastre porque eso me permitiría tomarlo de nuevo cuando fuera momento, atravesé el jardín y llegué abriendo la puerta y dejándola medio abierta detrás de mí, caminé hasta el centro y me quedé de espaldas.
Diez segundos después, porque los conté, entró.
—Cierra y ponle seguro—dije volteándome para mirarlo.
Podía ver que se estaba conteniendo, sus ojos me miraban con rabia pero también con anhelo, deseo, admiración.
—Te dije que seguramente cuando me buscaras ya no querría hablar—hice una mueca de pesar.
—Aun así, estás aquí—le dije mostrando lo obvio y él dio un paso hacia mí—te quise y te quiero—dio dos paso más, la tensión se podía cortar con una tijera.
—Y aun así bailaste y te besaste con Erick—refunfuño y yo me reí en su cara.
—Yo no te reclamo por estar con Madison, tú no tienes derecho a hacerlo—abrió y cerró la boca sin saber que decir—no te traje aquí para hablar de eso.
— ¿No? ¿Y entonces de qué? ¿De cómo me ignoraste, desechaste e hiciste a un lado? ¿De lo más que me hiciste sentir?—sentí mi valentía tambalear pero debía ser clara.
—¡Yo te lo dije! te repetí muchas veces que no podría con algo a distancia pero nunca me escuchaste ¡no me escuchaste!—termine gritando—no me entendiste, y puedo entender que necesitabas el apoyo pero no puedes apoyarte de alguien que en ese momento se sentía inestable y sin saber qué hacer con lo que pasaba ¡me presionaste! no lo soporte y si dejaba que las cosas avanzaran, que yo me dejara sentir más, seria yo la que saldría perdiendo y no podía simplemente exponerme a eso, lo siento por solo pensar en mi pero era lo que debía hacer—susurré lo último.
—Pero...un mensaje explicándome ¿por qué alejarte así?—se terminó de acercar a mí y yo sentí mis ojos cristalizarse.
—Porque no soportaba el hecho de que no regresarías, de que podrías encontrar a otra persona, de que rompieras mi corazón, de enamorarme de ti. Solo quise cortar todo tipo de contacto, preferí evitarlo y aún sigo haciéndolo porque aunque nos neguemos algo entre nosotros sigue estando presente y es difícil—mi voz se quebró y me deje llevar por la desazón del momento, por la nostalgia, por la frustración de nunca haber estado seguro y lleve mis manos a mi cara—lo siento si te lastimé pero no sabes cómo fue vivir reprimiendo lo que sentía, ignorarte cuando solo tenía ganas de estar a tu lado en algún lugar pero era imposible y no podía vivir de inciertos—sorbí mi nariz y al levantar la cabeza contuve el aliento.
Está tan cerca...
—Ahora entiendo tus razones y quiero que sepas que te quiero, que jamás deje de hacerlo y que te quiero de vuelta—sonreí y él acarició mi mejilla.
Yo no estoy lista para una relación, lo sé pero igual me deje llevar cuando se acercó y unió nuestros labios en un beso tan lento que me aceleró el corazón, lo acerque más a mí al colocar mi mano en su nuca y profundice el beso.
Con mi mano libre baje por sobre su camisa hasta meter mi mano y tocar su abdomen, él me apretó con fuerza las caderas, luego una de sus manos bajó por mi falda hasta encontrar mi muslo cubierto por la maya y apretarlo, gemí apretándome más contra él al sentir el roce de la yema de su dedo en mi intimidad pero no profundizó, solo pequeños roces que me dejaron queriendo más.
Sus besos bajaron a mi barbilla, cuello y terminó en la cima de mis senos viéndolos con un brillo en sus ojos, tomé su mano y lo llevé conmigo a un sofá donde hice que se sentara, en este momento no quería pensar, solo sentir.
Me senté sobre él y mi falda se subió, yo me moví sobre él y mis labios se entreabrieron mientras él soltaba gemidos, me tomó con fuerza de las caderas restregándome más fuerte, eran sensaciones increíbles, nos rozamos con fuerza, con deseo, con tantas ganas que mis piernas comenzaron a tensarse.
—Para Fabiana—dijo apretando su mandíbula—no puedo llegar así—sonreí con malicia y me moví con más intensidad, esto lo había leído una vez en un libro y juré que lo probaría—Fabiana...
Gemí con tanta fuerza cuando el orgasmo me recorrió completa, dejándome entumecida y eufórica al mismo tiempo, de verdad es algo increíble.
Vi que quería quitarse el pantalón y una sonrisa pasó por mi cabeza y lo detuve.
No puedo hacerle eso a mi amiga, no me lo perdonaría así que me levanté y me alejé viendo la confusión en sus ojos.
—No podemos, tu estas en lo que sea que estas con Maddie—vi el arrepentimiento en sus ojos—es mejor que...que pongamos un límite, no quiero hacerle daño a ella—él asintió y yo suspiré acomodando mi falda.
—Esto va a ser muy difícil—murmuró acercándose y tomándome por la cintura para darme un pequeño beso, yo reí y él se alejó para caminar hacia la puerta—pero ¿seremos amigos?—preguntó.
—No podemos forzarlo, hay mucha tensión acá y mientras menos contacto mejor pero si, no podemos evitarnos por siempre—asintió y le sonreí—ahora vete—lo corrí con mi mano y cuando la puerta se cerró yo me lancé en la cama suspirando.
Una noche muy intensa llena de besos y otras cosas ¡que locura!
Escucho la puerta y me incorporo con mis codos para sostenerme y ver a Erick entrar, me dejó caer otra vez en la cama rebotando en el proceso.
—Sigo pensando que te ves exquisita y allí acostada, toda una diosa—sonrió y siento caer su peso sobre mí— ¿qué pasó?—Hice una mueca y lo miré haciendo un puchero que él besó.
—Oye, tampoco puedes besarme cuando quieras—hizo un mohín y yo lo hice a un lado—hablamos y le explique mis razones, lloré y nos besamos intensamente—abrió la boca.
— ¿Me has cambiado? ¿Lo prefieres a él?—me reí golpeándolo.
—No seas tonto, la cosa es que él está en medio de algo con Madison y no puedo traicionarla así—él solto una carcajada.
—Esa boba, siempre queriendo lo tuyo—fingió pensar—en todo caso tú lo viste primero, fue tu novio por tres días y se querían desde antes de eso ¿qué tiene ella?—me encogí de hombros.
—No importa, salgamos de aquí, hay que disfrutar la fiesta—me sonrió—ya mañana me lamento—salimos y pude verlos besándose con una ferocidad inaudita.
—Necesito un trago—caminamos hasta llegar a la cocina donde Erick me sirvió y yo me lo bebí de un tirón.