Capítulo 1

1236 Words
Dos meses antes. No se porqué uno tiene que ir a estudiar, osea no me malentiendan amo ir a la universidad y ver a mis amigos, pero vamos ¿a las 7:30am de la mañana?, Realmente el que inventó los estudios no tenía oficio la verdad, terminó de prepararme y bajo las escaleras corriendo, estoy a punto de desmadrarme los dientes cuando siento una mano tomar mi brazo. !Genial!, Lo que me faltaba el idiota de mi medio hermano, ahora tendrá de que reírse hasta que encuentre algo nuevo. -Hey hey, cuidado - dice burlón - No queremos que papá y mamá tengan que llevarte al odontólogo a ponerte una prótesis - señala el área de mi boca - ya sabes cómo las viejitas - Termina de decir Riendo. Ruedo los ojos, por su estúpido comentario la verdad ya estoy más que acostumbrada a su inmadurez, pero hay veces en las que solo me provoca agarrar una cinta y envolverla completamente en su boca y luego atar sus manos para que no pueda quitársela. Sacudo mi cabeza saliendo de mis tontos pensamientos y voy hasta la cocina donde se encuentra mamá terminando de prepara el desayuno y Héctor sentado en la mesa leyendo el periódico. La verdad no se porqué mamá se casó con él, Digo no hace nada más que leer el periódico y luego trabajar como esclavo, aún así siendo dueño de su propia empresa. Los saludo a ambos y tomo una manzana de la mesa y le pegó un mordisco para caminar hasta la puerta y salir. Brinna mi mejor amiga está aparcada en la entrada esperando por mi, así que sin hacerla esperar más, me monto rápidamente y entre charlas de lo que hicimos el fin de semana llegamos al Cole. -Sabias que entrarán dos chicos nuevos al colegio - Hablá Brinna saliendo del coche. La miro atenta sin decir nada, la verdad no, no lo sabía tampoco es que me interese mucho la verdad, cada vez que alguien entra nuevo aquí, todas las chicas se vuelven como locas y si te ven hablando con alguno de ellos, en seguida eres el blanco de su odio, así que yo solo me limito a entrar a mis clases y prestar atención. Aunque bueno esto último no tanto, puede que siempre en la clase de matemáticas me quedé dormida, pero no es mi culpa que el profesor sea aburrido dando su clase. -- Luego de salir de mis dos primeras clases, Italiano y Español voy directo a la cafetería para comprar mi almuerzo, casi siempre después de dos clases tenemos un tiempo libre, dónde nos permiten comer, descansar y platicar con nuestros amigos. Hago la fila para comprar y opto por una hamburguesa con una ración de papas y un refresco mediano, tomo la bandeja y comienzo a caminar hacia la mesa dónde se encuentran mis amigas. Las chicas me hacen señas, por lo que frunzo el ceño sin entender nada y siento que chocó con alguien, haciendo que mi bandeja caiga sobre mí y manche toda mi blusa. Maldigo internamente al imbécil que ha hecho derramar mi comida, cuando estoy por insultar a la persona culpable, quedó muda al ver a un chico enfrente de mi, su piel es blanca, su cabello está todo despeinado dándole un toque descuidado y sus ojos..... Mierda sus ojos son de un azul profundo que si los miras por tanto tiempo eres capaz de perderte entre ellos. -Eres idiota o que? - Grito, levantándome del suelo. -Oye, tranquila -dice levantando las manos con inocencia - Tu eras la que venía distraída no yo - Hablo con una sonrisa en sus labios. -Oye niño bonito - hablo irónica - el idiota que venia hablando con sus amiguitos eras tú,no yo y por lo mínimo debería pagarme la comida— Señaló a su grupito deteniendome en uno en específico que no demuestra ninguna expresión—pero déjalo, es lo que menos me interesa ahora. Sin dejarlo responder salgo de la cafetería y voy hasta mi casillero, busco entre mis cosas haber si consigo una blusa que siempre dejo de repuesto, pero luego recordé que unos meses antes de salir de clase, tuvimos que sacar todo de los casilleros, para cuando nos dieran la llave del nuevo. Por lo tanto no tengo ni una mierda para cambiarme, y descarto la opción de irme a lavar la mancha porque lo que haría sería empeorar todo, aparte de que tendré que estar todo el día llena de suciedad pegándose a mi cuerpo. Cierto el casillero resignada, apoyo mi cabeza contra este, cuando escucho que alguien carraspea suavemente para luego una mano tenderme una camiseta blanca con la palabra los angeles escrita en ella con rojo, miro al propietario y es él mismo chico que me ha tirado la comida en la cafetería. -no es necesario - Rechazo - No importa, ya lo resolveré. -Veo que eres muy testaruda - esa maldita sonrisa, que no voy a negar que en estos momentos odió, pero me parece tan linda vuelve a aparecer -, Tómala ya luego me la puedes devolver, es para que no pases el resto de las clases con tu blusa manchada por mi culpa - me mira sin mala intención. Suspiro fuertemente,para luego tomarla entre mis manos, de inmediato su olor llega a mí y me parece tan facinante como el perfume de un hombre puede ser la droga para una mujer, sin esperar más le doy las gracias y comienzo a caminar al baño de chicas. Miro hacia atrás al sentir unos pasos seguirme y es él, viene con las manos en los bolsillos mirando las líneas del piso. Parece notar mi mirada porque sube su cabeza y me mira ladeando su cara, por lo que giro rápidamente la mía y sigo con el camino. Al llegar al baño abro la puerta y el se apoya en la pared al lado de esta, entro cerrando detrás de mi y quito mi blusa rápidamente y coloco la que el chico nuevo me ha dado. La acomodo un poco ya que me queda inmensa y salgo encontrándolo en el mismo lugar. - Gracias, no era necesario que lo hicieras - Le digo apenada. - No pasa nada, por cierto como te llamas? -Pregunta sonrojándose un poco. - Me llamo, Verónica, pero puedes decirme Rony — Le hago saber. El chico asiente, sin más y se da media vuelta para irse por lo que lo tomo del brazo y hago que se gire, mirando mi mano y luego a mí, un poco avergonzada retiro mi mano y digo. —No pensarás irte y no decirme tu nombre, luego de que te di el mío, cierto — Digo obvia. —Puede que si,lo haga — Se lleva una mano a la barbilla. —Vamos, que se yo si eres un secuestrador, violador o algo y te di mi nombre así como así — Digo en broma. Se queda serio y me mira fijamente, por lo que me asustó un poco. —No, no lo soy — Dice aún serio — me llamo August —sonrie apenas— pero si es mejor que te mantengas alejada de mí, puedo ser todo eso y tú ni enterada. Se gira sin decir nada más, y se va por el largo pasillo de la universidad con la mano en los bolsillos, dejándome shockeada y sinceramente un poco asustada
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