SUSAN —Ten cuidado, nena. —escucho la voz de Ale y siento mi corazón vibrar. —Llamaré a la empresa de alquiler de autos que uso cuando salgo de viaje a las capacitaciones. Son rápidos, así que en menos de diez minutos tendrás el auto en el estacionamiento. —¿Y cómo sabré cuál es?. —Pediré el que siempre alquilo. El cedan n***o año 2008 clásico. Tendrá las llaves puestas. —Bien, gracias. —De nada —murmura con dulzura —. Estoy por salir de la clínica, nena. Yo haré la cena hoy así que no llegues tarde. —No lo haré. —Y recuerda que te amo. Bajo la mirada, observo la esquina del recibidor y asiento. —Te veré en la noche, cariño. Haremos maratón de alguna serie ¿De acuerdo?. —O de otra cosa. —Suelta con picardía. —Lo prometo. —muerdo mi labio exterior y corto la llamada.

