(7) Abro mis ojos cansados, sintiendo los brazos de mi esposo abrazándome con fuerza. Yo sonrío sin siquiera poder abrir mis ojos. Sus labios empezaron a besar mi cuello, haciéndome reír sin poder pensarlo. –¡Detente! –Le pedí mientras abría mis ojos, notando como mi bello esposo tenía el cabello todo revuelto. Mis manos se empiezan a pasar por su cabello, peinando a mi hombre de negocios. –¿Cómo amaneció mi esposo? –Le pregunté con orgullo. –¿Puedes repetirlo una vez más? –Los dos nos empezamos a reír como un par de idiotas, pero éramos idiotas porque estábamos enamorados. Quería quedarme todo el día recostada a su lado, mirando su perfil griego mientras mis manos acariciaban cada parte de su cuerpo, pero Logan es el primero en levantarse. Su cuerpo desnudo se posa enfrente de mí, m

