(3)
Despierto por la mañana y mi prometido no está en la cama otra vez. Y al igual que ayer, había una nota escrita para mí, pero esta vez era mucho más corta.
“Haz lo que tu corazón te diga.
Te ama mucho, Logan”
Yo sonrío al ver que Logan me ha quitado las ataduras de seguir con las tradiciones de su familia. Así que me levanto con muchas más ganas e ilusiones que ayer. Tomé una ducha y después me vestí con un hermoso vestido color rojo, estaba de mejor humor así que tome un poco de zumo de frutas, pero mientras estaba desayunando, escucho como mi celular empieza a sonar. Era Victoria la persona que me estaba llamando, así que de inmediato contesté.
–¿A qué hora te dignaras a salir? Llevo más de una hora congelándome.
–¿Estas esperando afuera? -Le pregunté mientras me enfocaba en la pantalla de las cámaras que había afuera de la casa. Y efectivamente, la chica me estaba esperando como el día de ayer. –¡Dios mío! Debes estar congelándote. -Abrí la puerta para que ella pudiera entrar a la casa.
–¿Qué demonios estabas haciendo? -Me pregunta la joven temblorosa.
–Lo lamento, es que pensé que esta vez no estarías conmigo.
–Soy tu dama de honor tonta, por supuesto que estaré contigo.
–¿Puedo ofrecerte café? -Le pregunte apenada.
–Sí. -Me respondió enojada.
Le hice un café realmente especial, mientras que prendí el calentador, para que la chica pudiera sentirse un poco mejor y no enfermarse.
–¿Ya pensaste en que le van a decir a Tana? -Me pregunta mientras yo le sirvo su café en una taza de porcelana.
–Nada.
–¿De qué hablas? -Preguntó la joven mientras le toma a su café.
–Renunciare a Tana.
–¡Wo! -Dijo la joven rusa sorprendida. –¿Entonces que haremos?
Yo le sonreí al escuchar esa pregunta, porque había una loca idea pasando por mi cabeza.
–Sabes siempre quise tener una boda en la playa.
–¿En la playa?
–Sí, en la playa. -Me senté enfrente de ella. –No quiero nada costoso, quiero algo simple.
Victoria al principio parecía asustada por lo que estaba escuchando, pero después empezó a entenderme.
–Quiero que ese día, solo se trate de Logan y de mí, no quiero un pastel gigante, ni tampoco un lugar realmente grande. Quiero que sea en una linda playa con arena hermosa y suave. Quiero que suene música clásica y que la boda se lleve a cabo, quizás en un lindo hotel.
Victoria por primera vez me sonríe, estando de acuerdo conmigo.
–Lo tienes linda.
De pronto todo se volvió extremadamente fácil, logre con ayuda de Victoria conseguir un hotel con una bella vista a la playa en Bournemouth, mientras que el mismo hotel nos ayudaría a adornar el lugar. Amaba las rosas, así que pedí que todo el lugar se llenara de rosas rojas. El vestido lo hizo una diseñadora que trabajaba para la empresa Montgomery. Era un vestido de tirantes hecho de una hermosa tela de encaje color blanco, mientras que mi cabellera negra y espesa, fue transformada en un cabello rizado con muchas mariposas adornado mi cabello largo.
Victoria no era mi única dama de honor, así que le pedí a Louisa mi cuñada y a Caroline una de mis mejores amigas, que me acompañaran ese día tan especial. No podía negar que todo se había dado incluso mejor de lo esperado.
Mis padres estaban tan felices de que esta vez, no estuviera la madre de Logan, quién en mi boda anterior, corrió a mis padres por una estupidez. Pero esta vez, sabía que mi próximo esposo amaba a mi familia tanto como yo. Tristemente no pudimos conseguir a nadie de la iglesia que nos pudiera casar, puesto que yo ya me había casado antes por la iglesia y no podía hacerlo otra vez, pero había un gran orador que llevaría la boda civil a nuestro gusto.
Y cuando estaba lista para poder ir al altar, me asome en el balcón de mi habitación, mientras las damas de honor terminaban de arreglar sus ramilletes de flores. No podía creer que esto estaba pasando, me iba a casar una vez más. Pero esta vez no me sentía mal, sentía que todo iba a estar bien. Mi padre me vio pensativa, así que entro al balcón y se puso a un lado de mí.
–¡Que bella vista! -Expresa el viejo hombre de ojos azules, mientras viste un traje n***o.
Mi padre era de campo y no solía vestirse de esa forma, pero sabía que estaba honrado de vestir ese traje solo para llevarme de nuevo al altar.
–Sí, es hermoso.
–¿Estas dudosa? -Me pregunta.
–No. -Lo mire. –Solo estoy pensativa.
–Mi querido ángel. -De pronto toma mi mano. –Se que no puedes respirar y no es por el vestido ajustado. -Se mofa un poco de mí. –Se que tienes miedo, pero puedo sentir en mi corazón, que esta vez lo harás bien.
–Padre. -Lo mire con algunas lágrimas en los ojos. –Yo lo sé, pero solo sostenme fuerte.
–Siempre lo he hecho. -Mi padre besa mi frente, para después tomarla con fuerza y llevarme dentro de la habitación, en donde había mucho ruido y mucho movimiento. Las damas de honor estaban muy felices, así que en cuanto me vieron, empezaron a acomodarme los últimos toques.
Me pusieron un hermoso velo que medía más de tres metros, mientras que una sobrina mía cargaría con la cola del vestido. Así que con toda la precaución y con mucha gente tras de nosotros, bajamos de la habitación del hotel hasta poder llegar a la zona en la playa, en donde se llevaría a cabo la ceremonia de la boda. Yo sabía que había mucha gente, así que no quise ni siquiera ver quienes estaban, puesto que sabía que se le había dado un pase a la prensa, lo cual era realmente preocupante para mí. Pero en cuanto la música empezó a sonar, las damas de honor empezaron a caminar lentamente, una por una.
La última fue Caroline, quién estaba vistiendo un vestido color rojo pasión, al igual que las demás damas. Cuando la rubia partió, supe que era mi turno de ir. Mire a mi padre con miedo, como si dentro de la playa me fueran a comer.
–Tranquila. -Me dice mientras me toma del brazo.
Yo puse todo mi peso en él, ya que sentía que me iba a desmayar en cualquier momento.
Lentamente mi padre me llevo hacía la gran alfombra roja que me estaba esperando, para caminar hacía el altar. Mire el suelo para no caer, puesto que la arena era algo movediza y yo estaba usando unos tacones altos. De pronto y de la nada, escucho el sonido de los flashes de las cámaras, eso de inmediato me hizo sentir completamente insegura, pero cuando los flashes se dejaron de escuchar abrí mis ojos, para darme cuenta del paraíso que estaba enfrente de mí.
Las rosas rojas nunca antes se habían visto tan vivas, mientras podía ver como el mar se movía con tranquilidad, sintiendo la brisa del mar caminando conmigo. Y de pronto, puedo ver a ese hombre maravilloso que pronto llamaría esposo.
El joven castaño y alto, estaba usando un traje n***o a la medida, usando también una corbata negra muy elegante. Su cabellera castaña estaba peinada hacia atrás, como si fuera un príncipe de algún cuento que me habían leído de pequeña. Mi corazón se acelera mientras que mis ojos, cada vez se dilataba más al ver a Logan. De pronto mis pasos fueron más acelerados, a pesar de que antes estaba incluso enterrando los tacones en la arena, para no poder caminar. Su mirada me animaba a llegar hacía él. Estuve a punto de caer en medio de la alfombra roja que habían puesto para mí, pero mi padre no me soltó por nada del mundo, cumpliendo su promesa.
De pronto mi paso fue acelerado, incluso mi padre se sorprendió, ya que hace algunos minutos su hija estaba muy nerviosa y temblaba como si hiciera mucho frio. Y ahora estaba dispuesta a llegar al altar junto a Logan.
Al estar enfrente de ese hermoso hombre, yo me quede impactada, mirándolo tras mi velo sin saber si esto era cierto. Mi padre me detuvo antes de que yo tomara la mano de Logan, para tomarme entre sus brazos con fuera. Hoy entregaría a su hija con el hombre correcto. Cuando me casé con Louise mi padre no tuvo la oportunidad de despedirse de mí, así que él aprovecha el momento para abrazarme con fuerza, para después besar mis mejillas mientras sus ojos están llenos de lágrimas.
No puedo evitar también soltar algunas lágrimas al ver el sentimiento de mi padre.
–Te amo. -Me dice por último, para después entregarle mi mano a la de Logan.
Logan miró a mi padre y antes de que él se fuera a sentar en primera fila, pone un brazo en el hombro de mi padre, para decirle:
–Prometo cuidarla.
Mi padre sonríe y asiente con la cabeza, para después caminar a su asiento, que estaba al lado de mi madre. Yo suspire una vez más, para no soltar la mano de Logan mientras él me encamina hacia el altar. Podía oler su dulce aroma a menta, mientras nos detenemos enfrente del orador.