Capítulo diez —¿Tú no comerás? —pregunto alzando mi mirada para observarlo directamente a los ojos. Suspira —claro que sí—su voz gruesa y seductora hace que pase esa corriente por mi cuerpo de nuevo —estoy esperando mi comida. —Oh, bueno. El silencio incómodo se hace presente y el decide romperlo —¿No comerás? —No hasta que la tu... —Señor Wade. Aquí está su almuerzo, buen provecho—su secretaría le tiende una bolsa gigantesca y se retira de nuestra vista. —¿Decías? —niego y abro la bolsa. La hora se pasa entre habladurías por parte de él hasta que dice algo que me sorprende —Tenemos que hablar con la televisora, ¿Qué tal hoy? —junto mis cejas. Si lo hago hoy dejo más en claro que no quiero que me molesten más y eso va a ser algo muy bueno para mí. Al menos eso creo. —Está bien—m

