CAPÍTULO 21 Sé que he aceptado venir con él cuando en realidad pude haberle dicho que no. Mis brazos rodean su abdomen y sonrío porque estoy más que segura que Jessica nunca lo ha tenido así como lo tengo yo. Tan mío y solo mío. Sus ojos azules me observan a través del retrovisor de su moto mientras que la brisa de la noche nos cobija a ambos. Sergei parquea su moto en el muelle de Barceloneta ya que esta es una de las mejores playas en toda España y no era de esperarse menos del magnate; el yate es lujoso y este nos aguarda para partir a nuestro pequeño viaje. El rubio toma mi mano y con una sonrisa ladina me invita a pasar a su magnífica adquisición. Un hombre apuesto nos recibe. —Bienvenido señor Russo, ¿Están listos para partir?—brinco asustada al lado del italiano al escuchar el so

