Capitulo 3

2393 Words
Damian Caminé por el pasillo por detrás de mi madre, solamente se escuchaban sus tacones de aguja como un fuerte eco que se expandía paso a paso, anunciando su llegada. Ella no era cualquier mujer, era la mejor abogada de la ciudad y representaba grandes compañías, y familias como los Kraus. La consideraban la diosa de las sombras, arregla todo sin que te des cuenta y observa desde lejos, siempre un paso por delante de ti. No sabría decir si era el mejor par para mi padre, el fiscal general de la nación, conocido por ir tras cualquier corrupto que se dejara en evidencia, es decir, mi madre tenía que hacer un muy bien trabajo para que sus clientes no fueran atrapados, bueno, no todos sus clientes eran malos; pero sospechas hay en todos lados. Entonces, hoy era un día importante y mi madre había pedido mi asistencia para que le ayudara a llevar todos sus documentos en orden, los cuales eran una tonelada de papeles en carpetas blancas y negras.  Actualmente, trabajaba en la fiscalía con mi padre, y en secreto ayudaba a mi madre, según ella así podría aprender un poco del bajo mundo y cambiar de bando en cualquier momento, porque mi padre era demasiado aburrido. Aunque, no es como si hubiera tenido mucha elección, cuando apenas iniciaba la universidad ya mi padre anunciaba que estaba apartando un puesto para mí en la fiscalía, entonces aún no era fiscal general, pero tenía buenas relaciones. Es así como, después de una larga discusión realicé mis prácticas con mamá, y cuando me gradué fui con mi padre. Podría haber hecho cualquier otra cosa, pero me dejé llevar por la corriente mientras mi vida iba tomando forma o mientras alguien quitaba el botón de pausa que sentía alguien presionó hace tiempo.  —¿No dejaste ninguna carpeta en el auto? —preguntó mi madre. —Por supuesto que no —respondí. Ella dio un giro y finalmente, se dirigió a dos puertas deslizables para abrirlas y entrar a un largo salón ocupado por una larga mesa ovalada y sus respectivas sillas, tipo oficina: grandes, cómodas y con ruedas para mejor movilidad. No estaba seguro de que iba el asunto, pero parecía bastante serio y muy secreto, o eso indicaba el largo abrigo oscuro de mi madre y su ropa oscura muy elegante, tenía un vestido bastante ajustado que solamente usaba cuando estaba por cerrar un trato o hacer algo que debía manejarse con mucho cuidado. Además, era la primera vez que me llevaba a esa oficina en particular, la cual me resultaba muy extraña porque tenía un ambiente oscuro. Sin mucho más tiempo que perder, nos dispusimos a poner las carpetas sobre la mesa y entonces distribuí algunas de color n***o en cada asiento disponible. Mi madre tomó el asiento principal en una punta del óvalo, y organizó frente a ella un grupo de carpetas blancas y oscuras. —Con esto basta, pon el resto en el maletín —señaló el maletín vacío que ella llevaba consigo, ahora entendía su uso real en todo el asunto. —¿Algo que deba saber? —Bueno, hijo, la gente que va a venir, va a salir un poco enojada; pero no es nuestro problema. Mi madre era la mejor en dar malas noticias y mantener la compostura. —Entendido. Después de organizar todo, mi madre empezó a revisar su reloj, seguramente teníamos otra cita en nuestro fotograma del día de hoy. Entonces, su expresión cambió y su postura fue la de una mujer fría de negocios, justo cuando escuchamos a personas acercarse. Así, llegaron varios hombres con trajes bastante caros junto a quienes asumí eran sus esposas, eran tres parejas y dos solteros. Todos pertenecían a la misma familia y después de las primeras palabras, me di cuenta que pertenecían a la misma familia, estaba presenciando la lectura de un testamento. Todos estaban listos para escuchar cuánto serían beneficiados y del mismo modo estaban en una competencia sobre quien obtendría más o menos. Los Bryce eran una familia reconocida en el mundo de la inmobiliaria, estaban en la cima y habían hecho inversiones en el negocio de la agricultura y la creación de centros comerciales. —Primero, leeré la carta que dejó el señor Bryce, antes de que procedamos a lo legal —dijo mi madre y me paso una hoja de papel escrita a mano para que la leyera. Antes de empezar la lectura, di un rápido vistazo y entonces, regresé a la primera línea escrita.  —A mis queridos hijos y nietos —empecé a leer y tres personas más ingresaron, entre ellos un chico con ropa casual, que se sentó lo más lejos posible de todos los presentes, pude sentir el rechazo de todos los presentes hacia él desde que se sentó. —Continúe —instó una señora. —Los acompañé en cada paso que dieron y observé desde lejos cada una de sus decisiones, y los caminos o desvíos que tomaron en sus vidas. Lamento que hayan tomado tantos atajos y se hayan aprovechado del estatus en que nacieron, me hizo verdad que había fallado en mi papel de padre, más cuando me di cuenta que se estaban convirtiendo en el tipo de basura que debe ser limpiado de este mundo. Los amo y también los aborrezco, tenía esperanza de mis nietos, pero no han sido más que decepciones para mi viejo corazón, es por ello mismo que tomé una difícil decisión. Puede que Charlie no sea mi nieto directo, pero lo hubiera deseado, supongo que el espíritu de buen hombre de negocios no fue heredado en mi línea sanguínea, sino en la de mi hermano. Espero que puedan aprender más de él y convertirse en mejores personas, no me odien demasiado. Con cariño su  padre y abuelo. El lugar estaba que hervía en todo tipo de reacciones, ya todos sabían lo que pasaría a continuación. —Como última voluntad de Cipriano Joelle Bryce, sus propiedades serán divididas de acuerdo a la actual residencia de los nombrados en este documento. Nombró a los susodichos y cada uno pareció poco satisfecho, se miraban llenos de envidia. Se notaba que eran codiciosos incluso con lo ajeno, para nada buenos hermanos o lo que fueran. —Se les recuerda que ninguno podrá vender su respectiva propiedad, dado el caso será entregado al propietario de la propiedad principal, que pertenece a Charlie Bryce. Por tanto, todas mis acciones serán transferidas a Charlie Bryce, que se convertirá en accionista mayoritario y presidente de la inmobiliaria Bryce y la Bryce Company de agricultura. Todos se levantaron de sus asientos de forma violenta, pero no había nada por hacer, todo lo que no fue heredado al tal Charlie, fue donado. Excepto los fideicomisos para los estudios universitarios de sus nietos que aún no empezaban o aún no se graduaban. Además de eso, nada quedó para el resto de su descendencia, solamente mantener sus trabajos y sobrevivir gracias a ellos o conseguir un trabajo si no lo tenían. Hombres de n***o entraron y se ubicaron en los costados del tal Charlie para protegerlo, sí habían llegado a tal decisión, entonces todos los presentes eran considerados realmente peligrosos. El chico lucía un poco asustado y al mismo tiempo incómodo, se notaba que estaba sorprendido por cómo había resultado todo, probablemente nunca espero ser el beneficiario principal del testamento. Por tanto, Charlie era quien más recibía miradas mortíferas y en segundo lugar estaba mi madre. —Esto es un error, ¿cuándo  fue hecho este testamento? Debo recordarles que los últimos meses de mi padre… —una mujer se acercó a mi madre llena de exigencias, pero ella la interrumpió. —En los documentos que les entregué está toda la información, su padre cambió el testamento hace dos años y siempre tuvo la esperanza de encontrar una razón para cambiarlo. Sin embargo, no hubo ni un solo momento que le diera una razón para hacer tal cambio. Por lo tanto, le recuerdo que no está en mi poder realizar cambios en el documento, solamente estoy aquí para hacerles saber la última voluntad del Señor Bryce, la cual es legal y se llevará a cabo a partir de este momento —dijo mi madre de forma muy educada, como si le hablara a un niño pequeño, y la mujer tuvo que tragarse sus palabras al ver que era una batalla perdida. Cuando la mujer se alejó, mi madre dio una mirada a los hombres que protegían a Charlie Bryce, y estos le susurraron algo, probablemente que iban a salir de ahí. Luego, mi madre indicó que ya era momento de irnos y tomé el bolso con los documentos sobrantes para seguirla. Salimos al corredor escuchando como la familia empezaba a pelear entre ellos, olvidando nuestra presencia y después hubo un gran alboroto cuando Charlie intento salir de la habitación, los dos guardaespaldas tuvieron un momento difícil controlando la situación. No pude ver mucho porque fuimos directo al estacionamiento, y nos dirigimos a otro auto. Mi madre me pidió que me sentara en el asiento copiloto y vigilará todo nuestro alrededor mientras ella se sentaba atrás. —por eso es mejor no tener tantos hijos, ¿no crees? No tendrás que pelear tu testamento con nadie. —¿Mi testamento? —Sí, todo lo mío será tuyo, tendrás la firma para ti, diviértete lo que quieras con tu padre por ahora, cuando llegue el momento puedes venir conmigo, yo te esperaré mi niño —dijo mi madre con mucho cariño, a veces podía mirarme a su forma, no podía negar que amaba eso de ella. Entonces, quedó en silencio y vimos como Charlie se acercaba al auto con los dos hombres que lo guiaban, este era su auto o el del Señor Bryce, que ahora sería él. Cuando abrió la puerta del asiento trasero se sorprendió de ver a mi madre allí esperándolo, pero los guardaespaldas ya estaban enterados. —Entra, no tengo todo el día —dijo mi madre con impaciencia y entonces el chico tomó asiento y cerró la puerta. —¿Ahora qué? —preguntó él. —Ahora viene el momento de elegir, esto queda en tus manos —le entregó un sobre marrón bastante llenó y él dación los documentos y los leyó uno por uno. —Es usted quien decide quien lo representará legalmente, por eso le hago entrega de toda la documentación y espero una respuesta para el final del día —dijo mi madre con mucho cuidado. —Mi abuelo confiaba en ustedes —, por la forma en que lo llamó me di cuenta que realmente tenía una buena relación con el difunto,  aunque no fuera su abuelo directo —, por eso elijo permanecer con la misma relación laboral, confiaré en ustedes como él lo hizo; sin embargo, debe saber que no me gusta que me oculten cosas, quiero estar siempre informado si surgen problemas y de igual modo, espero poder evitar tantos encuentro con mis primos como sea posible. —Entendido —dijo mi madre y sacó un bolígrafo —,  para la última página —señaló mientras le extendía el bolígrafo y él procedió a firmar. Todo transcurrió de forma silenciosa y luego de la firma y revisión de otros documentos, regresamos a su auto para marcharnos. —Hoy tendremos otra parada juntos —anunció mi madre y empezó a manejar hacia el lugar misterioso para mi. Después de un tiempo, al ver el ambiente cambiar y pasar por varios vecindarios, comencé a darme cuenta hacia donde íbamos —, ya los conoces, entonces… No terminó lo que decía porque yo ya sabía a qué se refería, yo ya sabía cómo comportarse y socializar con ellos, una de las familias más complicadas de la ciudad, y una de las más reconocidas. Fui al colegio con ellos y pertenecí a su círculo de amigos, aunque no eran las mejores personas, en algún momento tuve una buena relación con Lukas. Habían sido buenos tiempos, hasta que me vi envuelto en problemas por él, siempre pasaba lo mismo con ellos, los problemas los seguían y quienes no eran parte de la familia se llevaban la peor parte, sino fuera porque mi madre es quien limpia los problemas, seguramente todo habría terminado muy mal para mi, si no fuera Damián West ahora mismo estaría en la cárcel recibiendo el castigo de Lunas, como su conductor lo hizo. Para el momento en que llegamos al gran edificio y subimos al elevador para dirigirnos al Penthouse, mi mente estaba plagada de recuerdos. Mi madre no solía visitarlos conmigo desde entonces, aún más desde que ella se fue y ya no tuve más excusas para acercarme a esa familia. Las puertas se abrieron ante nosotros y la sala de estar lució extrañamente vacía y silenciosa, años atrás estuvo llena de los ruidos de niños corriendo y jugando, luego de los adolescentes escuchando música a todo volumen y aprovechando los viajes de negocios de los adultos para las grandes fiestas de colegio, los chicos populares. Pero, las paredes estaban demasiado limpias y los cuadros en la pared lucían siniestros, los grandes ventanales mostraban una gran nube gris acercándose y supe que llegaría una tormenta pronto. Fuimos hacia el segundo piso, siguiendo las grandes escaleras desde la sala de estar, nos dirigimos hasta la última habitación y vi que todos estaban allí reunidos. Entramos de forma silenciosa, me quedé en la puerta y mi madre se acercó a la cama donde yacía el gran señor Kraus con oxígeno que lo asistía, no sabía que estuviera así de enfermo, siempre había lucido fuerte e imponente. Entonces, noté que todas las miradas no estaban en el señor Kraus, sino en quien sostenía su mano y lo miraba con gran tristeza, la persona que se había marchado hace mucho con mi corazón en sus manos. Mi madre se situó al otro lado de la cama y susurró unas palabras al oído de su cliente más acaudalado, en ese momento ella la miró y también miró por sobre su hombro hasta encontrarme allí de pie mirándola. Supe entonces, que mi vida ya no sería tan tranquila, que ella iba a traer todo el ruido de nuevo y yo haría lo que ella me pidiera para permanecer a su lado, junto a Adelaide Kraus.
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