Noah: —¡Allie!, ¡despierta! —Grité tomándola entre mis brazos. ¿Dios, qué habia hecho? Quité mi mano de su cabeza para poder cargarla y entonces veo sangre. —Qué... —Dije asustado y empecé a revisarla. Tenia un corte en la cabeza, producto del golpe. —No..., no, Allie no, esto puede estar pasando —dije empezando a cargarla por las escaleras, hasta llegar a un piso donde encontré el ascensor. Entré rápidamente y con manos ensangrentadas oprimi el botón para bajar. Las puertas se cerraron y vuelvo a revisar a Allie, qué se veía muy pálida. —Cariño lo siento, lo siento —digo susurrandole al oído y depositando pequeños besos en su sien. No podía perderla, Dios no podía. ¿Qué había hecho?, por mi culpa estábamos en esta situación, por no poder controlarme, era un monstruo. Las puertas s

