Allie: La corbata roja se aferraba a mis muñecas, incluso me atrevia a jurar que me estaba cortando la circulación mientras el movimiento me tiraba con fuerza hacia atrás. Me encontraba apoyada sobre el escritorio atada de manos a uno de los cajones y no sabía cómo no se había soltado. Mi jefe era bueno haciendo nudos. Él pegaba su pecho a mi espalda y su respiración agitada bailaba en mi sien. —Más despacio. —Le pedí pero Noah no escuchó, empujó más fuerte. —Te encanta, ¿verdad que sí? —Gruñe cerca de mi oído lo cual me hizo gemir involuntariamente. Este hombre loco, siempre me llevaba al límite. Noah no me hizo el amor, me tomó duro y esto aunque me encantaba, estaba siendo excesivo. —Me lastimas —dije en un susurro y él se detuvo, para luego salir de mí y desatarme la corbata de l

