Capítulo 5 —No te detengas

1091 Words
Allie: Estaba obviamente nerviosa ese coraje que tuve en el bar se esfumó al encontrarme fuera de lugar con un completo desconocido. Además de que Noah era millonario, me confundió completamente su insistencia porque viniera con él, ¿me deseaba demasiado? ¿qué vio en mí Noah para que me ganara el privilegio?, ¿me veía muy necesitada?, o solo era un juego para él. Suspiré y detuve el millar de preguntas y pensé con claridad, por supuesto que esto era una aventura de una noche y sería la mejor. Este hombre era muy atractivo, posesivo e imponente. El hombre que escogería para mi vida pero me conformaría con tenerlo en mis brazos solo por esta noche. Aunque no me sentía deseable con este vestido, por lo demás me encontraba lista para tener sexo. No podía creer que Nate me insistió tantas veces y se lo negué pero justo ahora le iba a dar mi virginidad a un desconocido. Noah me acerco a él y empezó a bajarme el vestido un tirante y luego el otro, este cayó seductoramente en el suelo. Él observó con deseo mi conjunto de ropa interior negra. Me sentiría halagada de no ser por la apresión que sentía, debía decírselo para que no se llevara una sorpresa. —Noah soy.... virgen. —Ya está lo dije. Me sentí aliviada por hacerlo pero la expresión de Noah era otra cosa se veía tenso y en shock. Continúe. —¿Tienes algún problema con eso? —Pregunté irritada. —Por supuesto que no —dijo él atrayendome a su pecho—. Solo me sorprendió, ¿Qué edad tienes? —me preguntó confundido. Me sentí un poco avergonzada, ¿quién en el Siglo XXI era virgen?, pero lo que sea. Le respondí. —La suficiente edad para saber lo que estoy haciendo —dije en un tono serio—. No necesitábamos saber nada el uno del otro, aunque una parte de mí moría por saber todo sobre este extraño. —Bien —respondió recostandome en la cama e inmediatamente me cubrió con su cuerpo y empezó a besarme y como si mi cuerpo tuviera pensamiento propio enredé mis piernas alrededor de él queriendo, deseando saber cómo se sentía hacerlo por primera vez. Noah dejó salir un gruñido y apresó mis manos con las suyas al nivel de mi cabeza. —Eres mía ahora —dijo sin apartar su mirada de la mía, podría jurar que sus ojos azules se oscurecieron más pero supe que era deseo puro y salvaje. En mi mente dije "sí también eres mío por esta noche". Noah: ¿Quién en el mundo era Virgen?, solo podría ser esta chica porque hasta ahora era la única que conocí con este problema, que obviamente yo arreglaría. Aun así me quedé sorprendido, no podía crecer que Allie me daría el privilegio, eso hizo que el cavernícola que había en mi, rugiera por poseerla y ser su primero. Siendo sincero quería tomarla duro, quería escucharla gemir, pero también quería que esto fuera especial para Allie y no sé porqué estaba actuando así, sí a ninguna le di este trato, pero lo que sea, tal vez solo era un juego para mi y necesitaba sacarla de mi sistema, el hecho es que quería hacerla sentir especial. Ella sonrió cuando dije que "sería mía", y eso me encanto, Allie tenía que saberlo, ella no se iría de mi lado, y si lo hiciera la perseguiría. La buscaría hasta debajo de las piedras. Bajé sus bragas negras y seductoras y me detuve al ver esa esa deliciosa abertura, estaba lista para mí. Me contuve de saborearla, respiré profundo y me calme, quería que esta noche fuera inolvidable. Mis manos fueron por su sujetador... ¿qué había dicho?, ¿tomarlo con calma?. Todo se fue al carajo cuando vi esos pechos llenos y blancos como la leche, quería beberlos y no parar ahí. Me quité de encima de ella y me dispuse a desnudarme ante ella. Allie me observó con avidez y por sí le quedó alguna duda cuando bajé mis bóxers, ella vio completamente mi hombría, tan dura como una tabla. —Deja la corbata. —Me dijo ella, con un sonrojo claro en sus mejillas que no era por timidez era solo excitación. Sonreí por su petición, sí la amarria a la cama para que no se me escapara, dejé la corbata a un lado para después. Mientras me dispuse a besar esa zona que tanto quería, deposite suaves besos húmedos en todo su abdomen, logrando que ella arqueara su espalda con placer. —Por favor. —Suplicó ella cerrando sus ojos. —Dime lo que quieres —le pregunté y puse mi cuerpo otras vez pegado al suyo, todo el acto era tan íntimo y seductor, moría por hacerlo cada día. Acerqué mis labios a los suyos, mientras esperaba su respuesta. Allie me observó con deseo. —Quiero me toques. —Tomó mi mano y la dirigió a su parte sensible. Empecé a tocarla sin pena y sonreí al provocar que se excitara y mordiera sus labios. La besé y también quise morderlos. Saqué mi mano de su zona sencible y ella protesto. —Calma nena esto te va a gustar más, lo prometo. —No esperé y bajé. Puse mis labios en su zona y empecé a succionar, me deleite con sus jadeos y gemidos, hasta que la llevé a una espiral de placer y logró su liberación. Subí a ella rápidamente, mi hombría palpitaba por estar dentro de ella. Pero entonces Allie tenía los ojos cerrados satisfecha y sonreía saciada, algo que me agradó y me lleno de satisfacción, después de todo me ganaba el primer lugar al hombre que había follado a más mujeres en esta ciudad y tenía mucha experiencia. Toqué su rostro y ella abrió sus ojos para observarme, quería que estuviera presente. La besé castamente en los labios para luego apartarlos. —Va a doler un poco —dije ya deseoso empezando a entrar en ella. Allie abrió un poco sus ojos y su boca sorprendida, apretando sus dedos en mis hombros, incluso arañando. No había nada que ella pudiera hacer mal, solo con un toque de sus manos me llevaba al límite. Ella se quejó un poco. —Lo siento, Allie —dije con voz irregular—. ¿Quieres parar? —Le pregunté aunque me costara mucho, lo haría por ella y no se porqué pensaba en esto. Me observó con seguridad —No, no quiero que te detengas, Noah.
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