Capítulo 2 —Malas decisiones

978 Words
Allie:  Me desperté con el sonido del despertador y enseguida vino un fuerte dolor de cabeza producto de los tragos de anoche. Después de mi desastrosa noche me fui al bar más más cercano a ahogar mis penas. Anoche desahogué toda mi tristeza en ese bar, bebía los tragos como si fueran agua, ante ese pensamiento mi estómago se revolvió. Me levanté de la cama y me dirigí corriendo al baño. Me arrodillé en el váter y vomité hasta el alma, estaba segura de que ya no tenía más en mi estómago, solo salía una sustancia transparente. Me alejé y bajé la llave para luego sentarme en el suelo. —Me siento terrible. —Me quejé. Mi cabeza se giró hacia la ducha, tal vez un baño ayudaría. Intenté levantarme pero descubrí que no tenia fuerzas para hacerlo, lo que necesitaba era un analgésico y comida, mucha comida salada. Con lo último de los fuerzas me puse de pie, sentí el mareo llegar nuevamente pero respiré profundo para calmarme. Llegué como una zombi a la cocina y tomé un vaso de la encimera para llenarlo de agua, luego mis pasos lentos fueron al gabetero donde estaba la medicina, agarré una aspirina. Tomé los dos con éxito y sin vomitar. Sin ánimos me dispuse a prepararme el desayuno, hice unos huevos, tostadas y un poco de jugo. Comí todo con diligencia y mi estomago lo agradeció, en ese momento mi teléfono sonó en alguna parte de la casa. Sin otra opción me levanté con una mueca del comedor.... ring, ring, ring...., ese sonido solo empeoró mi dolor de cabeza. Después de tanto buscar, encontré mi móvil en el suelo tapado por unos cojines. Ahora recordaba que al llegar a la casa borracha, comencé a tirar con enojo todo lo que se atravesara en mi camino. Suspiré cansada después arreglaría, de todas formas tenía limpieza que hacer. Alejé mi mirada del desorden y observé mi móvil pero enseguida quise no hacerlo, tenía veinte llamadas de Nate y un par de mensajes donde se disculpaba. Solo pude ver. —Allie te amo, perdóname, porque no hablamos y... —Deje de leer apagando mi celular. Inmediatamente me sentí triste y nuevas lágrimas recorrieron mis mejillas. Caí de rodillas en el suelo, me sentía devastada, sola y triste, ¿cómo pudo hacerme esto? , yo lo amaba, quería casarme con él, tener una familia. Limpié mis lagrimas pero era inútil otras nuevas salían. Me levanté del suelo y fui a un lugar que sabía no debería mirar, esto solo me traería dolor y enojo, pero aún así fui. Entré a mi cuarto y me dirigí al clóset, allí estaba toda su ropa, incluso el olor permanecía, abracé una de las camisas de Nate que le había regalado y derrame nuevas lágrimas, una tras de otra. Lloré como no lo hice en toda mi vida, me sentía tan rota. ••••••••••• Más tarde... Sabía que debía emplear mi tarde en botar todo lo referente Nate, comprar muebles nuevos pero tenía dos razones muy válidas para no hacerlo. La primera era que no tenía trabajo y por consiguiente no tenía dinero para remodelar y segundo aún no podía enfrentar lo que hizo Nate, sabia que tenía que superarlo pero aún no. Me duché y me vestí para salir a caminar un rato por el parque, que había cerca al conjunto de apartamentos donde vivía. Eran pasadas las siete y aún habían personas recorriendo el lugar, habían parejas tomadas de la mano demostrandose su amor, aparté la mirada cuando el dolor y la tristeza volvieron a mi corazón. Suspiré no podía estar aquí necesitaba ahogar este dolor y lo único que me venía a la mente era tomar unos tragos. Entré en el primer bar que encontré y resultó ser uno elegante y con mucha clase. —¿Tiene reservación? —preguntó el hombre corpulento con traje a medida, que se encontraba en la entrada. —Solo quiero entrar a beber y pasarla bien —dije. El hombre hizo una mueca al ver mi aspecto, estaba segura de que me veía desastrosa y desgarrada. El hombre suspiró y me observó con algo parecido a la compasión pero no me importó —Te vendo una entrada —dijo él. Acepté aunque fue algo caro, pero no me detuve a pensar, dejé eso a un lado de mi mente junto con las otras cosas estúpidas que estaba haciendo. El dinero me haría falta mañana pero lo evadí todo, así que pagué y entré en el lugar haciendo primero una parada en el baño. Me observé en el espejo, tenía una leve hinchazón en mis párpados. Mis ojos azules se veían algo rojos, miré el resto de mi rostro, estaba limpio sin una gota de maquillaje pero aceptaba que seguía siendo hermosa. Solté mi cabello castaño de mi coleta y cayó en ondas en mis hombros. Rebusqué en mi cartera pequeña y encontré milagrosamente un brillo labial que apliqué en mis labios voluminosos, detalle mi apariencia completa y me fui hacia mi atuendo. Lo primero que me puse al salir fue este vestido azul turquesa que mi madre me compró hace mucho y que no lo había usado, por ser muy revelador pero para esta noche era perfecto, por la oscuridad del lugar, nadie se fijaría en mi. Además el clima de la ciudad era cálido porque ya que estábamos en verano y hacia demasiado calor. Sintiéndome más cómoda con la decisión, salí a la pista de baile, ajusté mi cartera pequeña en una de las botas de cuero que calzaba y me dispuse a bailar. El lugar estaba llenó de gente lo cual me sirvió para esconderme. Sintiéndome más relajada, me dejé llevar por el ritmo de la música e hice algo que jamás había hecho, bailar con desconocidos.
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