—Mira, sé que no puedo pedir nada ahora, pero ¿podemos encontrarnos con tu abogado en el hospital? Incluso sería más fácil. —¿Por qué? Alex sabía por qué, pero le gustaba ver a Melisa suplicar, ya que siempre le gustó ver cuánto dependía la gente de él. —Mi hija acaba de salir de quirófano, tengo muchas ganas de verla, por favor. —No me interesa —respondió brevemente haciéndola mirarlo, mostrando lo indignada que estaba. Él tampoco podía entenderlo, pero la forma en que ella lo miraba indignada terminó por complacerlo. —Por favor, no tardaré. Permaneció en silencio mientras conducía. Se dirigía hacia el hospital, pero fingía no hacerlo, porque era bueno ver el rostro torturado de Melisa. No había ninguna razón para querer hacerle daño, ya que su único error fue estar en el lugar eq

