5. ¿Tirando el miedo?

2266 Words
Tomé la servilleta entre las manos y la pase por mi cara, casi huyendo me fui del lugar, ni si quiera le presté mucha atención a la mujer que había tenido el gesto conmigo, solo reparé en su cabellera negra y lacia, extendí una mano en el aire para luego escabullirme. —¡Gracias! —atiné a decir mientras caminaba entre las risas de otras chicas. No era una persona a la que le diera vergüenza los episodios extraños, pero este en particular me pareció un tanto extraño, asqueroso y muy embarazoso. Caminé hasta que encontré un lugar en el cual desayunar cualquier cosa, pero que tuviera baño para poder entrar a lavarme la cara, sentía el olor de aquella plasta blanca aún en el rostro y no quería estar así. Pedí un jugo de naranja y unas enchiladas verdes y me puse a ver mi teléfono en lo que la orden llegaba a mi mesa. En las r************* Mily no había comentado nada de su embarazo, pero era cuestión de tiempo para que sucediera, atendiendo a mis pensamientos anteriores en los que consideraba que debía alejarme de ella, o más bien, intentar continuar con mi vida, dejé de husmear en su perfil y empecé a revisar contenido al azar. Muchos negocios, mujeres en forma o bailando, nuevos conciertos, cosas que hacer en la cuidad, y entre todas esas cosas, una llamó mi atención desde que le vi; un anuncio de una obra de teatro, no quedaba muy lejos de mi casa, tal vez a unos 20 minutos en el auto, no tenía con quien ir a verla, pero aún así, guardé la imagen, esperando que alguien estuviera libre para acompañarme. Me quedé revisando mis últimos mensajes de w******p, era bastante triste, a decir verdad, pues solo tenía conversaciones con personas del hospital, alguno que otro colega con el que me llevaba bien, el chat con mi mamá y por su puesto Mily. «Tal vez le pida a mi madre que me acompañé a ver la obra, igual hace mucho tiempo que no salgo con ella», medité tratando de tomar una decisión, arrugué la boca y me detuve a observar con más atención el cartel, no tenía idea sí a mi madre le parecería una buena idea ir conmigo o sí la obra la haría sentir incómoda. Terminé dejando el celular de lado, pues la mesera llegó con mi orden, sonriendo con amplitud, casi coqueteándome. Sonreí en respuesta a su gesto para después comenzar a comer con tranquilidad, un par de mensajes del hospital entraron en mi teléfono, uno de la doctora Anette y otro más de una enfermera. Decidí no contestar, ni si quiera los abrí, solo vi por encima la barra de notificaciones. Anette: «¿No tenía turno hoy, doctor? Quería discutir con usted una serie de decisiones con respecto a un paciente que tomó el día de ayer. Tenía ansiedad, ese tipo de mensajes me dejaban un poco contrariado, pero sí hubiera sido algo grave, seguro me hubiera llamado a la brevedad en lugar de buscar comunicación por mensaje como lo hizo, la enfermera, en su conversación comentaba que la doctora me estaba buscando, pero que ella había comentado que mi turno se reanudaba dentro de dos días. En ese momento entendí menos la conversación de la doctora y empezó a parecerme que quería estar conmigo a solas, de nueva cuenta. no sabía como manejar algo como eso, me sentía invadido, la ultima vez ella me había toqueteado y no quería darle pie a seguir con algo como eso. Estaba inmerso en mis pensamientos, cuando la mesera me interrumpió carraspeando su garganta, ella estaba a un costado de mí, con la charola de la comida pegada a su cuerpo, con una sonrisa tímida y ojos brillantes. —¿Necesita alguna otra cosa? —preguntó con cautela en cuanto la observé. —No, así estoy bien, solo la cuenta, por favor. —¿Le ofrezco un postre? O tal vez ¿Mi número de teléfono? Abrí los ojos de par en par por aquella propuesta, no era una mujer fea, alta, cabello teñido de rojo, ojos grandes de color caoba y labios a juego con el color de su melena; sin embargo, no tenía palabras para contestar, estuve en silencio, con los ojos abiertos, hasta que tragué saliva y ella como por arte de magia, salió de su expresión tímida para soltar una risita casual. —Lo siento, era una broma, aunque sí usted quiere, no es broma —comentó alejándose un poco—. En seguida le traigo su cuenta. Me quedé con un escalofrío recorriendo mi cuerpo, aquello me había tomado por sorpresa, y claramente había desaprovechado la oportunidad, como muchas otras veces, de conocer a alguien nuevo en está enorme cuidad, ella no regresó a darme la cuenta, en su lugar un joven de unos 25 años me extendió una bandejita con un papel en el que se esclarecía la orden y el precio. Salí del lugar y me dirigí a mi casa, sonriendo por que aún con caca de pájaro encima, podía parecerle guapo a alguien en este mundo. Decidí darme un baño y colocarme algo de ropa cómoda para estudiar un poco más. Sí, mi vida podía ser muy aburrida, entre libros, el hospital y los momentos en los que podía dormir, pero era lo que me hacía feliz, además estaba muy acostumbrado a ello, así que me resultaba algo difícil ceder a la rutina. Mi cabeza no podía concentrarse, era como sí aquella mujer vieja de las cartas se hubiera metido en mí y me apareciera como “SPAM” cada tanto entre mis pensamientos, pensaba sí ella tenía algo de razón y luego refutaba cualquier idea con la excusa de que aquello era solo una falacia y no debía dejarme arrastrar a ese tipo de cosas; no obstante, estaba solo, en mi enorme casa, sin otro distractor más que la televisión. «¿Y sí me preparó unas palomitas o pido algo de comer y veo “Grey´s Anatomy”?» me pregunté a mi mismo mientras tomaba el control entre mis manos, «Vaya tonterías que estoy pensando, será mejor que salga de aquí o me convertiré en la señora que come mientras ve la tele» Negué con la cabeza y tomé las llaves, revisando en el celular la imagen que había guardado, iría a esa obra de teatro, aunque fuera yo solo, tenía que recrear mi cabeza en otro tipo de cosas. Subí al auto y marqué al teléfono de mi única amiga, qué esperaba que estuviera disponible, le pedí que me acompañará en cuanto contestó, ella aceptó, iría con su novio y con su amiga Greta, persona con la que disfrutaba mucho estar a pesar de que poco le hablaba, era bastante gracioso ver como se desenvolvía en el mundo aquella mujer, sin complejos, sin ataduras, simple y sencillamente fiel a su esencia, en cambio yo, solía limitarme mucho. Llegué al lugar mucho antes de los que pensaba, pero la gente se había dispuesto a hacer fila fuera de la sala, era una obra de titulación o algo así, en la Escuela Nacional de Arte Teatral, por lo que muchas personas con cultura asistían al evento, incluso algunos cantantes, actores reconocidos o gente famosa estaban ahí, haciendo fila. Como estaba solo en la fila me dispuse a observar a todos los que estaban por ahí, un grupo de personas que supuse, eran actores, hacían ensayos moviendo sus cuerpos de maneras muy extrañas, mientras decían sus textos; no encontraba relación entre lo que hacían o decían; sin embargo, no había otra cosa más que hacer que verlos. Mi amiga llegó media hora después, justo cuando comenzaba a entender un poco del performance de aquellos sujetos. Mi amiga, Greta y su novio me saludaron y se unieron conmigo en la fila, una incomodidad muy grande nació en mi estómago al ver que Mily de depositaba un beso a Erick; sin embargo, nada podía hacer, los había invitado yo y tenía que aguantarme. Ahora pensaba que la idea de invitar a mi madre era mejor que lo que había hecho. —Me siento afortunada. Nos tocarán buenos lugares, ¡Gracias! —dijo Greta con total desfachatez—, la última vez que vinimos hubo muchos buenos momentos dentro de la obra y sí esta es la mitad de buena que la anterior, agradeceré tener asientos en primera fila. —¡Greta! ¡Cállate! —exigió Mily con rubor en sus mejillas— ¡No seas imprudente! —comentó y luego se dirigió a mí, para explicarme—. La última vez que asistimos, fue por que Evan nos invitó, y la mitad de la obra estuvieron desnudos, él y sus compañeros, es por eso que dijo esa barbaridad. —No tenía idea —comentó Erick con las cejas arqueadas, como si fuera lo más normal del mundo—. ¿Aquí actúa Evan? Mily respondió con un movimiento de cabeza y una sonrisa despreocupada, pero Erick no se veía muy convencido, y es que anteriormente Evan había pretendido a mi amiga, sin embargo está ni si quiera le dio una oportunidad, según sabía, ellos dos seguían siendo amigos, aunque no se veían a menudo, pues al ser actor Evan no siempre encontraba el tiempo para quedarse de ver con Mily y parecía que Erick estaba un poco celoso por la noticia, de hecho se alejaron un poco, supongo que para hablar de eso sin que nadie lo escuchara, los vi caminar un par de metros dejándome a mí, solo con Greta. —Bueno, ¿Dónde está la dulcería? Quiero comprar unas palomitas y un refresco antes de entrar —chilló la mujer de pelo estrafalario, en esta ocasión lucía un corte asimétrico, pero era el color naranja brillante lo que llamaba la atención desde lejos. Me quedé mirándola sin saber a bien sí sus palabras eran una broma o no. —Es que, en el teatro no es bien visto comer dentro de la función —expliqué tragándome la expresión de absurdo que me emanaba de forma natural al escuchar cosas como esas. —Eso ya lo sé —gruñó por lo bajo y en mi dirección la peliteñida para continuar la comunicación en susurros—, pero de igual forma meteré algo en mi bolsa. No creo que me revisen, así que da igual. Además, estas obras son muy largas, prefiero traer suficiente y bueno, parece que ellos se van a tardar y aun quedan unos minutos para el acceso. ¿Podrías quedarte mientras busco algo? Solo afirmé con la cabeza, tratando de retener la risa en mi boca, al menos hasta que algo más me hiciera reaccionar. Greta empezó a caminar en cualquier dirección dispuesta a armarse con un gran refrigerio, quizás hasta tenía previsto ir al sanitario antes de empezar, me quedé cavilando la posibilidad de ir yo también y encargar mi lugar en la fila, cuando escuché la voz de Greta a un costado. —Oye, olvidé mi cartera en el auto de Erick por lo que no traigo dinero, ¿Será que puedas prestarme un poco y te transfiera después? —no contesté, solo saqué mi cartera y le extendí un par de billetes, ella dio un pequeño brinquito y se alejó un poco después—. ¿Dónde están mis modales? ¿Quieres algo? —Goma de mascar —dije encogiéndome de hombros. —¡Y podrías traerle pañuelos también! —comentó una voz femenina que sonaba un poco familiar, giré para encarar, pero no reconocí a la mujer delante—. Aunque aquí no hay palomas cerca, tal vez los necesites, sobre todo sí vas a entrar a la función. Una chica atractiva, morena de ojos caoba, nariz pequeña y labios medianos y sensuales yacía frente a mí, le lancé una mirada confundida, por el comentario anterior ella había visto lo que sucedió en el parque, pero no tenía idea… Me esforcé mucho por recordarla, pero no había prestado atención antes, había huido de la vergonzosa escena lo más rápido que pude. —¿Y tú eres? —pregunté al ver que no se movía delante de mí, solo estaba parada, mirándome con los ojos fijos en mí y una sonrisa burlona. —Actriz —respondió evadiendo claramente mi pregunta, por lo que hice una mueca entre los labios, haciendo que ella se regodeará—. ¡Qué bueno que verás la obra! Estamos a punto de comenzar, este es tu pase, mantén tu celular en silencio y no introduzcan alimentos al teatro, ¡Gracias! Ella continuó con su camino entregando los pases a los demás en la fila y yo me quedé mirándola un poco, fastidiado por su actitud, para luego dirigir mi vista al frente. —Hemos regresado, fuimos al baño. ¿Y Greta? —irrumpió Mily mientras hacía memoria, intentaba reconocer a está mujer morena, pero mi cabeza no cedía. —Ah fue por unas cosas, ahora viene. —¡Por favor alístense, estamos a punto de comenzar! —gritaron por lo alto al inicio de la fila, de inmediato mi amiga llamó a Greta por teléfono para que se apurará, o se quedaría fuera del teatro. Yo aproveché que estaban ahí para ir al sanitario lo más pronto posible, intentando hacer mis necesidades en tiempo récord. —¿Tirando el miedo? —la voz de la actriz, dentro del baño me dio escalofríos y me hizo girar a todas direcciones para buscar su voz, pero parecía que, en el baño, solo estaba yo.
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