Las puertas de aquel misterioso club nocturno, se abrieron con un leve chirrido, revelando un mundo completamente diferente al exterior. Un pasillo tenuemente iluminado por lámparas de luz tenue los condujo hacia el interior del establecimiento, donde el sonido amortiguado de música y risas podía escucharse a lo lejos.
Stavros y Elian avanzaron con cautela, con sus sentidos en alerta máxima. Aquel lugar era un refugio para los más peligrosos criminales de la ciudad, un santuario donde podían relajarse y disfrutar de los placeres mundanos lejos de los ojos indiscretos.
Finalmente, llegaron a una amplia sala decorada con un estilo opulento y decadente. Mesas de póker y ruletas ocupaban la mayor parte del espacio, mientras que en los rincones más oscuros se desarrollaban actividades de natu
