Jennifer y Stavros… Las sábanas se arrugaban en un enredo apasionado mientras los cuerpos desnudos y calurosos de Stavros y Jennifer se fusionaban en un frenesí de deseo. El aire estaba cargado de gemidos entrecortados y el aroma del sexo. Stavros, con su musculoso cuerpo sudoroso, embestía con una intensidad arrolladora, perdido en aquel apriete vag¡nal de Jennifer, y en el éxtasis de la eyaculación. —¡Ohhhh! —exclamó con un rugido gutural, eyaculando después de varios largos minutos de embestidas incansables. El delicado cuerpo de Jennifer se estremecía con los últimos espasmos del orgasmo abrumador. Su pecho subía y bajaba con una respiración entrecortada, y las pequeñas gotas de sudor cubrían su blanca piel salpicada de pecas, totalmente enrojecida por la pasión ardiente que ahora l

