Stavros exhaló un suspiro cansado, pasándose una mano por el cabello en un gesto de exasperación. —Mejor no empecemos una discusión, Jenny―se rascó la cabeza― Lo único que te diré es que quiero que seas libre pronto. Te quiero solo para mí. Recuerda que me perteneces a mí y no a Lancaster. Te rapté, te tomé como mía cuando te fui a buscar a su casa. Jennifer frunció el ceño, sintiendo cómo la molestia crecía dentro de ella. —Hablas como si fuera un objeto —dijo, cruzando los brazos sobre su pecho en un gesto desafiante—Stavros. Tampoco exageres. Él negó con la cabeza, y su mirada se volvió más intensa y posesiva como lo era él. —No estoy exagerando, es la verdad. Te saqué de allá y ahora estás aquí conmigo. Jennifer sintió cómo la ira corría por sus venas, encendiendo su temperamento

