La sirena de aquella patrulla policial resonaba en la distancia, agregando un matiz de peligro y excitación al ambiente dentro de aquel auto. Jennifer, con las piernas dobladas y los pies casi que apoyados en el techo del automóvil, dirigía una mirada intensa a Stavros, donde la mezcla de dolor y placer era evidente en sus ojos. ―¡Ahh, Stav Estas… loco, nos van… a…atrapar!―gemía ella con sus ojos entrecerrados aferrando sus manos alrededor del cuello Stavros. Cada embestida profunda que sentía la sumergía en una excitación sin precedentes. El sonar de la sirena policial aumentaba su excitación a un nivel casi incontrolable, y podía percibir cómo la humedad dentro de ella se deslizaba por el asiento de cuero beige, siendo testigo de su entrega total. ―¡Ahhh…ahhh! Stavros sintiendo como

