En aquel instante, el corazón gélido y despiadado de Stavros anhelaba apartar a Jennifer con violencia y gritarle que no lo abrazara , tal como solía hacer con todas sus amantes cuando sobrepasaban los límites. Sin embargo, algo desconocido hasta entonces lo detenía. El embriagador aroma de su perfume costoso, que era fresco al olfato, con una mezcla floral y frutal sumado a la fascinación que secretamente sentía por ella, lo mantenían inmóvil, permitiendo que la mujer lo envolviera con ternura. En aquel abrazo, la bestia que latía en su interior se encontraba en un extraño trance, una placidez rara. «¡Mmmm, el perfume huele más delicioso así mas…de cerca!» ―semi cerró sus ojos. Y a pesar de que una voz interna incitaba a Stavros a rechazar a la pelirroja, la presencia encantadora de J

