Hermes se encontraba detrás del imponente escritorio de Stavros, observando la escena con una mezcla de asombro y preocupación, mientras fruncía el ceño. Era extraño presenciar a su jefe sonriendo de esa manera, ya que nunca antes lo había visto hacerlo, excepto aquella vez cuando “Ares company” fue reconocida como la segunda empresa más importante de Norteamérica. Incluso cuando Stavros se vengó de los empresarios que lo humillaron en el pasado, no mostró ni una pizca de felicidad. En ese momento, Hermes se perdió en sus pensamientos: «¡Guau, qué actorazo es el jefe! Lo admiro tanto. Dedica todo su tiempo y esfuerzo para arrebatarle la empresa a los Lancaster. ¡Incluso hasta le sonríe a esa mujer maleducada! Espero que siga actuando así y no le suelte una bofetada» Stavros intentaba man

