―Oh, Señora Jennifer, ¿qué hace? ―entró Virginia preocupada a la habitación del hospital a tempranas horas de la mañana.
Jennifer, sentada en la cama con una vía intravenosa en uno de sus brazos y el estuche de maquillaje en su regazo, se sorprendió al ver a Virginia, ya que hoy era su día libre.
―¿Vi? ¿Qué haces aquí? ―preguntó Jennifer, mientras sostenía una brocha de maquillaje― ¡Hoy deberías estar descansando!
Virginia, quien llevaba consigo una cesta de frutas, miró preocupada a Jennifer y le respondió:
―No puedo descansar si usted está aquí, Señora Jenny. No puedo disfrutar de mi día libre sabiendo que está tan... triste―observó cómo Jennifer se aplicaba rubor en las mejillas― Pero... por lo que veo, hoy se despertó de buen humor.
―Así es, me siento muy positiva. Sé que cuando s
