La noche anterior… 2:00 am Las sábanas de seda estaban revueltas sobre la cama, y eran testigo de aquella intensa noche de pasión que había tenido aquella habitación. Jennifer y Stavros, con sus cuerpos desnudos bañados en de sudor, después de haber hecho el amor, se permitieron unos instantes de quietud, abrazados con las piernas entrelazadas, recuperando el aliento mientras sus corazones volvían a un ritmo normal. Fue Stavros quien por primera vez rompió el silencio, ya que siempre Jennifer era la que lo hacía, así que, acariciando los glúteos de la mujer con su voz grave y ronca le propuso: —Vamos a darnos un baño en el mar. En sus ojos azules brillaba un destello de nostalgia, un rastro de los días de infancia y juventud que pasó en aquel horrible campamento de una remota zona c

