Horas antes… Jennifer, acompañada por el amable personal de la suntuosa mansión Lancaster, se embarcó en la tarea de trasladar todas sus pertenencias a la acogedora habitación de invitados que, a partir de ese momento, se convertiría en su habitación principal. Una mezcla de emociones se apoderó de ella; un sentimiento de liberación y deleite, sabiendo que este paso marcaba el comienzo de su inminente divorcio con Archibald Lancaster y su nueva amistad con Stavros. Entonces Virginia con una sonrisa, colocando las ultimas prendas que faltaban de Jennifer en aquel closet le dijo: ―Ya aquí está solo la ropa que no ha usado seño… perdón jefa Jenny. En ese momento, Jennifer sentada en el borde de su cama suspiró con un matiz de melancolía y valentía: ―Ummm, me compraré un guardarropa nuevo.

