Varios minutos después, 3:00 pm... ―¡Ahhh…ahhh! Los dos ya no estaban sujetos al escritorio; ahora se encontraban de pie y aquel moreno salvaje la embestía con firmeza mientras la sujetaba del cuello con una mano y acariciaba sus pechos con la otra. En una explosión de deseo incontrolable, mientras la embestía con fuerza desde atrás, Stavros no pudo contenerse más y doblo su rostro buscando la cara de Jennifer para buscar sus labios y allí se encontraron con los de ella en un beso apasionado. Aquellos labios se fusionaron, los gemidos se mezclaron y el deseo se consumió entre sus bocas unidas. Jennifer, envuelta en un frenesí de sensaciones, se abandonó una vez más a las delicias del orgasmo que la arrollaba. Una pasión abrasadora envolvía la tarde, mientras el vaivén del tiempo parecía

