Killian vio como la extraña estaba acompañada de otra persona más. Se trataba de una mujer a la cual no le dio importancia, pues no podía dejar de ver a la chica con aquel aroma a coco con piña. Había algo particular en ella que no dejaba que su vista se apartara de ella. Vio como la mujer de los labios rosas se sentaba en una de las mesas vacías con su acompañante. Se acomodó el cabello detrás de su espalda alborotando el olor que se expandió por todo el establecimiento, aunque el príncipe era el único que lo notaba. — Sensei ¿se encuentra bien? —preguntó Robin, quien se acercó a él al ver que había tirado su copa. Killian no hizo caso a los vidrios esparcidos cerca de sus pies. Por un lado se encontraba en un “shock romántico” con lo que había pasado en el elevador con Alora. Sin du

