Eduardo estaba con la preocupación en el alma porque estaba a punto de ser descubierto. Sentía los nervios en un palpitar extraño en la garganta. Vio de reojo a Alora quien se encontraba aun haciendo espacio en su bolsa de mano pequeña para su flor. — Ay perdona que descuidada soy —dijo la chica sin despegar la mirada de su bolsa— no te hubieras molestado yo lo habría levantado. — No es ningún problema. Me gusta ser caballeroso con las mujeres —dijo Eduardo aún en el suelo. Se apresuró a ponerse de nueva cuenta el bigote falso mientras Alora estaba distraída luchando por encontrarle un espacio a su flor. Killian había llegado al lugar minutos antes que Alora. Había utilizado sus influencias para ir con un maquillista profesional que le cambiara su imagen. El lobo tenía una nariz pros

