1 Angyal

4982 Words
Al recibir la respuesta el hombre cambió la dirección de sus palabras, aun manteniendo su mirada fija en el punto medio de ambos hombres. —Por otro lado, los rumores de Sollestri, alaban la pureza de sus aguas y la carne tan blanda de sus cuadrúpedos y ovíparos. además he escuchado que la leche de sus vacas es dulce, el trigo dorado de sus campos, el arroz, las sales son a abundantes, el hierro y la plata de sus minas es resistente y producen plata en grandes cantidades. Está usted en lo cierto, su excelencia— Explicó el príncipe con un tono temeroso en su voz. —Pues tu paga será equivalente. Quinientas cabezas de cada ganado; la mitad de todas sus cosechas; doce toneladas de sal; catorce mil espadas, escudos, arcos, flechas y lanzas. Los príncipes no podían evitar sentir que todo lo sucedido en ese lugar ya había sido planeado por aquel hombre que se encontraba parado imponente frente a ellos. El cual, tras hacer un ligero gesto con su mano, provocó que todo el frio del lugar desapareciera. —Todo deberán pagármelo ya que su estúpida guerra destruyó parte de mis tierras — Alegó señalando a parte del terreno en el que se encontraban los soldados. Mostrando hierbas machacadas, arboles destrozados por distintos tipos de hechizos y lo que parecían ser cosechas desperdigadas. La antes oscura noche no les había permitido apreciar que el lugar que consideraron tierras de nadie en realidad eran los valles de cosecha del reino del emperador Tüske. Los príncipes, sin más remedio sobre sus hombros, aceptaron diciendo: —Lo que usted desee su alteza. Ambos realizaron una reverencia lo cual provocó que el Rey asintiera con su cabeza de una forma un tanto seca. Tras esto una especie de cristal empezó a formarse a su alrededor antes de destrozarse sin dejar nada tras de si. Ambos príncipes intercambiaron unas miradas de emociones encontradas, rivalidad entre ellos, vergüenza por sus actos e impotencia por las ordenes que ahora debían cumplir por el bien de su gente. No tenían ningún ánimo de continuar con aquella absurda pelea luego de tal ataque tanto físico y psicológico que representaba el estar en tierras de un imperio que nadie puede derrotar, la bestia de hielo no es ni más ni nos que un lugar impenetrable gobernado por un ser impavido y poderoso. Mas allá de aquel hombre que los masacraría sin pensarlo dos veces, los hombres temían a la emperatriz cuyo poder era dicho ser la única fuente de temor de cualquier viajero que se adentre en sus tierras… Muchos dicen que tiene el rostro de un demonio, un rostro insoportablemente bello que podría provocar que tanto hombres como mujeres cayeran rendidos ante tal belleza. La mujer que llevaba el poder de un dragón en su interior. Llegando a dar la impresión de que, si esta lo desea, podría cubrir el continente entero en un frio eterno o apaciguar a un fuego imparable. Se cree que ha vivido más que el continente mismo. Otros dicen que era una bestia proveniente de un abismo marítimo congelado en el tiempo. Si tüske tenía el poder de destrozar armadas enteras sin el mínimo esfuerzo, la emperatriz, siendo la heredera legitima del mismo dragón padre, Podría destrozar al planeta entero sin tener que mover un dedo. Ante sus pensamientos perdidos y la baja moral ambos ejércitos se retiraron llenos de angustia por lo que acaban de vivir, aunque por alguna razón, tenían esperanza puesto a que de no ser por la interrupción, tal vez muchas más personas habrían muerto. Tenían cerca de trescientas lunas antes de que tuvieran que entregar cuentas al emperador, esto sin mencionar que no sabían cómo hacerlo. La noticia no tardó en llegar a los oídos de las reinas de cada nación. Quienes también bajaron la cabeza, prefiriendo dar todo al emperador, que esperar una guerra fría dónde ni alma, ni demonio podría salvarse. Casi dos semanas después de los acontecimientos una lechuza blanca llegó a ambos reinos, a Sollestri una lista de las plantas curativas y piedras mágicas que quería, y a Osterta las medidas de los trajes y los vestidos que pidieron. El animal solo seguía a los reyes en silencio. —¿Es acaso un espía? — Preguntó Enrico a su Hechicero de confianza. El viejo de túnicas negras examinaba al animal desde su llegada, era dócil e inofensivo, al contrario de lo que él creía, este parecía solo querer atención. — Como ya le dije mi señor, es solo una lechuza mensajera, no hace gran cosa, ningún hechizo o encantamiento hace un efecto distinto no ha revelado nada, es solo un animal que parece estar acostumbrado a las caricias y atenciones. La lechuza esponjó un poco su blanco plumaje y aleteó ligeramente, hasta posarse sobre el columpio preparado para ella, manteniéndose tranquila mientras se balanceaba en el mismo. —Supongo que tiene razón, pero… ¿No le parece extraño el que me siga a todos lados?. El viejo hechicero solo sonrió y pasó su mano sobre la cabeza del ave. —Debe ser una costumbre que ganó con el emperador Tüske ó con los príncipes, pues parece un animal muy bien domesticado y algo malcriado. — Explico sin dejar de acariciar al ave. — ¿No era el emperador un ser desalmado y un asesino que arrasó con tierras enteras?, ¿Será la emperatriz?, Orobas… Tantos temas acerca de ese reino maldito ya me han provocado suficiente confusión, confieso que ignoro ese tema por completo, más allá de los rumores, leyendas y anécdotas antiguas. Se queja el rey. — Mi señor, las anécdotas, leyendas y rumores que ha escuchado son debido al padre de la emperatriz Királynő, de ella se sabe que es una mujer, pero nada más, nadie nunca la ha visto, ya que no es común que alguien quiera ir a las tierras más frías del mundo. Orobas pensó un poco y miró a Enrico, el cual también tenía una expresión de confusión. —¿Si es un lugar tan malo por qué nadie sale?, Nunca he escuchado quejas de ese imperio. Nadie sabía nada más allá de que era una bestia de nieve con colmillos de hielo, era la forma común de describir aquel lugar. Pero nadie ha entrado realmente… Aunque tampoco sabían de alguien procedente de Köd, era un lugar de secretos y silencios. —¿Ese inservible de Golet sabrá algo?- Orobas dejó a la lechuza y suspiró. — técnicamente esta es una prueba de que hay vida dentro del reino. — Explicó señalando al animal — Es un avance, cuanto menos. El hombre se sentó en una silla cercana y peinó sus largos cabello rubios con sus dedos. Enrico Konyzó tenía una piel morena por el sol, su largo cabello rubios brillaba como el oro y sus ojos eran de un rojo fuego vibrante cual sol de atardecer. Este era alto, corpulento por su musculatura prominente, y de mal carácter, pero tenía una sonrisa que encantaba por su vivaz y coqueta forma de ser, era un caballero de hierro y cobre, llevaba tanto la espada para pelear por su pueblo como el escudo para defenderlo. Su voz era profunda e imponente igual que su presencia, hacía temblar a todo aquel que lo viera. —Todo este tema es demasiado confuso. La lechuza aleteó hasta posarse en su hombro, provocando que este se quejara pues las garras del animal eran filosas. Sin embargo ero sus plumas eran tan suaves que le hicieron estremece cuando la lechuza empezó a frotarse contra su rostro. Por su parte Golet no tardó en tomarle cariño al animal he incluso se tomó la libertad de darle un nombre temporal. —lefkó. Al escuchar este nombre, la lechuza voló hasta el, tomando asiento en el guante de cuero grueso que tenía Golet. —Buena chica. — habló a la lechuza, la cual resultó ser hembra. —preciosa dama, ¿Sería tan amable Llevar una pequeña carta al desastroso gobernante del reino vecino? — Sonrió Golet mientras la lechuza le miraba atentamente — ya conoces el camino, lefkó. Con un ademán de su mano, la carta se ató por si sola a la pata del ave, la cual alzó vuelo extendiendo sus grandes alas, inmediatamente perdiéndose en la blancura del cielo. —¿Tanto te encanta ese animal?, debes recordar que no nos pertenece, y en algún momento habrá de volver con su legítimo dueño. Golet seguía viendo al cielo con sus grandes ojos verdes de esclerótica negra, su amplia sonrisa de dientes blancos mostraba su felicidad al poder pasar el tiempo con alguien más. Pese a no haber pasado mucho con ella, el adoraba a esa lechuza. — Pero sigue siendo una compañera ideal, es tan tiernas y amable, que adorar su presencia es inevitable, mi querida madre, sabe bien que los animales siempre me han interesado. —Refutó este con su suave y profunda voz llena de calma amable, un tono tímido y enceradora presencia. — Se que amas todo aquello que no habla como nosotros, eres más animal que humano algunas veces, mi príncipe. La reina Eleonora acarició el cabello color plata de su hijo; su hijo mayor; Golet thánato; el hijo predilecto y el que siempre fue el primer heredero al trono, ahora mismo, el rey de Osterta. Tenía su pálida piel como las perlas de las costas y una contextura fuerte, poseída como herencia de la gran estatura de su difunto padre. —Madre, ¿Usted cree que dentro del imperio de Köd hay vida plena y saludable?. Está dudó antes de responder con calma observando el horizonte: —Esa lechuza parece feliz y saludable desde que llegó aquí y para recorrer un camino como es desde las tierra nevadas de Köd. Suponiendo que viene volando desde la frontera, soportar tal trayecto debe ser agotador, aun así no demuestra nada de molestias o daños. Debieron tratarla muy bien para conseguir un estado tan majestuoso Esta respuesta parecía una conclusión lógica. Si ese pequeño animal pudo llegar volando hasta la capital de Osterta, entonces Köd debe ser un reino muy saludable. Golet volvió dentro del castillo para observar el retrato se su difunto padre tras una ligera cortina transparente de color n***o. respiró hondo sintiéndose culpable, ya que el debió estar al frente. por su parte Enrico se encontraba en el estudio de su padre, dónde aún el aroma de la tinta fresca se sentía, miró desde el marco de la puerta el escritorio de madera negra, en silencio, cerró la puerta y se sentó en el suelo a llorar sin que nadie lo viese jamas. Si tan solo Tüske hubiera llegado poco antes nada habría pasado. El emperador lo sabia. Lo vio todo desde el inicio, pero la ofensa fue alta y el precio fue sus almas. ese era el precio de destruir hectárea enteras de plantas que tardaban años en germinar, árboles centenarios, flores de propiedades mágicas inigualables, debía pagar el precio. miró a sus espaldas, la tundra nevada dónde habían Sido sepultados un padre y su hija que solo estaban de paso. —una vida por una vida. Mientras todo eso acontecía, tras las montañas nevadas de Köd ese reino nevado en dónde parecía que hasta las estrellas se helaban por sus bajas temperaturas, en su centro, más allá del muro de hielo, en el castillo imperial. La emperatriz Királynő, estaba empezando su labor de parto con gritos de dolor que no se comparaban con los que habían escapado de su garganta cuando cada uno de sus hijos nacieron, ninguno le había causado tanto dolor como este. Tüske esperaba fuera de la sala con claros nervios en su caminar mientras escuchaba con terror los gritos y el llanto de Királynő, quien nunca fuera una persona que sintiera dolor con facilidad, sentía miedo de que pudiera ser mala señal. —¡Ya está coronando!, ¡Puja Királynő! La matrona ya podía ver a la bebé, estaba empezando lo más difícil. Seguía sintiendo un dolor insoportable pero no iba a dejar de pujar para que su hija naciera. Sus hijos se encontraban parados junto al emperador a las afueras de la habitación, como si todo fuese una carrera para ver a la bebé recién nacida. Horas y horas de trabajo de parto para que de un momento a otro el grito de dolor de Királynő fuera reemplazado por un llanto fuerte y agudo, un llanto de confusión, de desconcierto y miedo. Las puertas se abrieron y el lugar estaba hasta el techo cubierto en una fina capa de hielo cristalino provocado por Királynő, la cual se encontraba tendida en la cama agotada, con una mirada perdida y su rostro rojo. La habían cubierto con una manta debido al estado del lugar. —Es una niña, es... Es muy grande y es pesada. La matrona no podía creer el tamaño de esa criatura, era más grande que sus hermanos cuando nacieron y tenía un peso incluso mayor, lloraba con fuerza. —Ese llanto es saludable y bastante fuerte para una recién nacida. — La mujer empezó a arrullarla en sus brazos, estaba cubierta por una gruesa manta de piel blanca. —Angyal. Cómo siempre, me ganaste Királynő. Tüske se acercó a ver a su hija, la cual estaba lloriqueando. Se parecía a él: La misma piel de un color caramelo dorado, ojos amarillos como un poso de oro puro con una pupila estrecha vertical, que se dilató al verlo, los inicios de una cabellera blanca perlada y muchas pecas por su preciosa carita. —Es hermosa. Cargo a la niña que apenas podía abrir sus ojos. —Tan grande y pesada, va a ser una mujer tan alta y fuerte. La niña empezó a lloriquear de nuevo. Por instinto Tüske la dejo con Királynő. Angyal de inmediato se calmó y acurrucó sobre el pecho de su madre, el tranquilo latido del corazón de su madre era lo que reconocía. Esto sin soltar la mano de su padre, de la cual apenas podía sostener uno de sus dedos, el meñique de su padre era demasiado grande para su pequeña mano. Pero para recién llega al mundo ya tenía un poco de fuerza. —¿Es nuestra hermana? Preguntó el hijo mayor, Viselik Sárkány Neobosit. El cual tenía un gran parecido con su madre, cabello n***o como el carbón, largo hasta el borde de su espalda, rozando su cinturón de cuero n***o, observaba discretamente a cierta distancia, la escena de sus padres apreciando a esa, no tan pequeña criatura, observaba la piel dorada, los ojos de un tono oro brillante, su rostro regordete y de mejillas abultadas, luego vio a su madre: Poseía una tersa piel, incolora como la nieve, sus labios color carmín resaltaban de su hermoso rostro fino y delicado, esos grandes y tristes ojos color lavanda tan fríos y melancólicos con una mirada llena de anheló, los largos cabellos negros como alas de cuervo, tan largos y abundantes, lleno de bucles perfectos. Su hermana definitivamente no sería así. Él, por su parte, era más robusto como su padre, de cuerpo fibroso y rostro duro, largo cabello n***o, la pálida piel de su madre y los ojos Color lavanda. Decidieron dejar a su Királynő descansar ya que no tenía fuerzas para mantener sus ojos abiertos. La niña estaba casi dormida. La llevaron a su propia habitación en el palacio oeste, dónde sería resguardada hasta que tuviera diez días y por tradición pudiera realizarse el bautizo ante el padre dragón. Luego de unos años tendrían que entrenarla en el arte que más se acople a sus habilidades. No podía perder bajo ninguna situación a la quinta estrella. Tüske cerró las puertas de la habitación principal y plantó frente a sus hijos. —Les encargo cuidar a su hermana. A todos ustedes, el hecho de que se haya cumplido la profecía es un signo de que puede haber una misión de asesinar a la quinta estrella del Norte, tienen que cuidarla, no hay razones válidas para darle ventaja al enemigo. Tüske Neobosit, un guerrero formidable no solo por su fuerza, si no por su astucia. Cuando se comprometió con Királynő, está creía de él solo un patán más. Alto, de cuerpo fibroso, imponente actitud, dominante, callado y bastante evasivo, su cabello blanco era corto para aquel tiempo, siempre vestía formalmente y rara vez sonreía, era un hombre de mal carácter, o al menos eso parecía, su mirada era penetrante y amenazante, como filosas dagas de hierro caliente, su voz gruesa, profunda e inexpresiva daba la sensación de ser alguien poco amigable, era rígido en apariencia y bastante detallista. La primera vez que Királynő lo vio sonreír no pudo evitar mirarlo fijamente. No conocía casi nada de el, solo lo que veía, tenía una risa melodiosa y bastante encantadora, era silencioso y directo pero bastante más tímido de lo que se podía creer. Ese día aprendió que su r**a era de las tierras profundas del noreste de Köd, la provincia de Mély. Él era un Fűrészelés, Caracterizados por sus dientes afilados, colmillos, más propiamente. Pero, para ella siempre fue una bonita sonrisa a pesar de expresar un leve sentimiento de peligro, y hasta el momento, seguía siendo el consentido de Királynő. Sus hijos lo miraron en silencio y asintieron. Tüske personalmente llevó a la niña hasta el palacio oeste, dónde revisó cada rincón del palacio en busca de algo inadecuado o fuera de lugar. Mientras él rondaba por la parte externa, sus hijos se encontraban revisando en grupos de dos y dos a las afueras e interiores de la puerta. Los primer y Cuarto hijos estaban fuera, haciendo guardia. Mientras que los segundo y tercero se encontraban dentro. —Es linda. Se asomó en la baranda de la cuna el segundo hermano. Kígyó Sárkány Neobosit. Miraba interesado a la pequeña bebé que dormía profundamente. —¿Madre estará bien?. El tercer hermano, gemelo de Kígyó. Vágott. Nacido dos horas después de Kígyó, ambos con veinte años. Sin discreción alguna se acercaron a la niña. El movimiento algo brusco hizo que la cuna temblará despertando a Angyal. Ella los miró curiosa, ambos estaban discutiendo por lo de la cuna. Ella empezó a reír. —¿No nos tiene miedo? — Preguntó Vágott intrigado. —somos muy guapos para eso — Sonrió ampliamente Kígyó. —es interesante que no nos llegue a tener miedo, pensé que seríamos algo nuevo de ver para ella y por ende se asustaría ante alguien que no conoce. Acercó su dedo a la mejilla de Angyal, la cual se quedó tranquila. —Vágott, estas sobre pensando la calma de un bebe, además, si no se asustó con la sonrisa de Padre, nada la va a espantar, ni Siquiera tu aliento matutino. Vágott miró con disgusto a su hermano. —por cosas como esas, es que no te has podido casar. Ni lo hará jamás. Le replicó con seriedad. —Eres muy agradable hermano, tanto que sería una pena que tus dientes quedarán inservibles. Kígyó solo asintió y se dispuso a caminar un poco por la gigantesca habitación. —¿Crees que el cuarto hermano siga molesto con nosotros?. Cuestionó con cierta pena en su suave voz. Mientras sus dedos acariciaban un pequeño peluche de conejo en una estantería, la suavidad del pelaje blanco y esponjoso le hacía sonreír. —Sabes cómo es Viharok, No tiene muy buen carácter o paciencia para las bromas, no importa de quién sean. Se quedaron cerca de ella mientras susurraban, ya que tanto Viselik como Viharok se encontraban en la puerta. Viharok era bastante impaciente y No solía tener compasión con nadie sin interesarle quien fuera. Tüske sabía bien que Viharok era fuerte, más mental que físicamente, tenía apenas catorce años, pero, apenas ponía un pie en el campo de batalla, hacía que todo quedase desolado con el poder de su magia, era alguien que a diferencia de sus hermanos mayores ya había conquistado tierras sin tener que perder ni un solo caballero. Sus ojos eran fríos, así como su rostro, era la apariencia de Királynő con la actitud de Tüske, su rostro fino y nariz recta, cabello n***o corto y mirada fría, sus cuerpo delgado y manos de dedos delgados, era alto y más que todos sus hermanos, pero, su afinidad con la magia de ataque y defensa era impresionante. No tendría capacidad para sostener una espada muy grande, pero si podía devastar aldeas enteras con un solo soplido. —No deberíamos hablar de el mientras pueda romper nuestros dedos y curarnos hasta que se aburra de hacerlo. Vágott y Kígyó, miraron a la puerta de la habitación de Angyal. El sobre oscuro se retrasó ocultándose de nuevo fuera de la habitación saliendo por el pequeño espacio bajo la pesada puerta. Viharok, cuarto hermano, ya nos hemos disculpado mil ochenta y tres veces, cumplimos tus peticiones al pie de la letra, ¿Que más podemos hacer para que nos perdones? Vágott y Kígyó ya estaban frustrados, ambos estaban frente a la puerta, pero Vágott estaba con las manos sobre la madera blanca, mientras, Kígyó seguía tras Vágott, cerca de Angyal. Fuera de la habitación estaba Viharok y Viselik. —Agradezcan que padre les encargó estar allí dentro, y no conmigo, porque es imperdonable la desgracia que me hicieron. Si a esto le llama broma inocente, entonces, no esperen que no pueda pasarles lo mismo. La voz de Viharok, seguía siendo más aguda que la de sus hermanos. Pero, eso no le quitaba la amenaza implícita en su tono. Viharok, había perdido casi en su totalidad su cabello, una melena que se caracterizaba por poseer siempre una cola de caballo, de color n***o y blanco, a mitades iguales. En una mala broma, los gemelos quemaron casi todo su cabello, no hacía mucho tiempo desde ese día, así que, Viharok mantenía en su interior un sentimiento de deshonor al perder su larga cabellera. Además de que el corte que tenía en ese momento, el cual se vio obligado a soportar, le dejo desigual el cabello. Costaría mucho que creciera tan perfecto como antes. Era un signo de masculinidad y honor el cabello largo y bien cuidado, era una señal de estatus ya que no era fácil cuidar el cabello en un clima frío durante el invierno o no ser infectado con liendres/piojos, durante verano o primavera. Viharok ahora, parecía alguien de clase pobre de algún pueblo sin recursos. Tüske lo llevaba corto, ya que estando con un casco todo el tiempo en batalla, le era incómodo. Pero su cabello crecía muy rápido, cosa que todos sabían y su apariencia perfecta, blanca y pura, era suficiente para da a entender que si podía cuidar su perfecto cabello blanco. —No saben lo deshonroso que es llevar este corte de cabello. —¡Ya te hemos suplicado perdón mil y una veces! Viharok apretó los labios y sus manos desprendian un vapor blanco y frio. —Y mil veces más habrán de rezar sin conseguir un mayor efecto. En cuanto a lo que este tema concierne, como su hermano les aconsejo, que se dediquen a rezar todo aquello que conozcan y aprender nuevas oraciones para sus plegarias, porque algún día vendré por sus almas. Los congelaré desde dentro solo para ver cómo sus cuerpos se rompen cual cristal. Respiró hondo. —¿Seguro que eres nuestro hermano? — Preguntó Vágott bastante desconcertado por esa declaración. —La misma pregunta me he hecho multitud de veces, ustedes dan lastima, si no saben usar la magia… ¡no lo intenten con una persona distraída! — Golpeó la puerta con el puño y un grito ahogado se escuchó desde dentro. —honorable hermano, tus victorias en batalla son las que te han dado el valor tan destacable como un guerrero implacable, tu cabello ya crecerá, pero tus victorias y el honor que conlleva cada una de ellas, serán eternas. Viharok miró a otro lado y se alejó de la puerta en silencio. —Mi nombre estará inevitablemente en la historia hasta el final de la vida en este mundo. Para deshacerse de la rabia de Viharok era mucho más sencillo recordarle sus batallas ganadas y sus conquistas innumerables. —Y así será hermano. El tiempo pasaba algo lento, los cuatro hijos mayores se turnan para cuidarla, en su mayoría pasaban en las noches. mientras en las mañanas habían guardias por todos lados, Sobre todo Viharok se había dispuesto a estar al pendiente de ella, con tal de no tener que ver a sus hermanos mayores y no ser opacados por el mayor de todos, ya que la niña resultó tenerle algo de miedo. Era complicado no asustarse con él, por más bello que fuera su rostro y perfecta su apariencia su aura era pesada y lugubre la mayor parte del tiempo. Él era la mayor parte del tiempo alguien lugubre y frío, Pero le hería profundamente que su hermana menor no quisiera ni un abrazo de su parte. Esa noche se había sentado en una silla ubicada en una esquina alejada de la cuna en la profunda y lúgubre oscuridad, era muy silengiiso el ambiente, denso, tan tranquilo, estaba de brazos cruzados y las piernas estirada mientras su cabeza reposaba contra un estante y su respiración era lenta. El ambiente se hizo ligeramente frío. Sintió ese cambio, su cuerpo entro en alerta al instante y abrió los ojos. — vergrote weergave ... el hechizo en si mismo aumento la agudeza de su vista. Sus ojos se clavaron en la ventana principal de la habitación, uno de los cristales había Sido removido. en cuestion de un instante sus ojos barrieron todo el lugar revisado cada rincón del lugar. — vervloekt de verrader. El lugar se sumió en una oscuridad abrumadora, el cristal de la ventana por dónde atravesaba la luz se cubrió por una neblina muy oscura y densa. Angyal empezó a llorar, Viharok de inmediato se abalanzó hacía la cuna y tomo a Angyal pasando sobre la cuna y lo que sea que fuese eso que se había agazapado para tomar a Angyal poco segundos antes de que Viharok lo hiciera. Abrió la puerta y la cerro de un fuerte azote haciendo eco en todo el pasillo. Con una mano sostenía la manija de la puerta apoyando el costando de su cuerpo sobres la puerta cerrandola y en su brazo libre abrazaba a Angyal contra su pecho. Su corazón latía desenfrenado y su hermana lloraba aterrada y confundida. — HEL VAN ZWARTE ZIJDE. El sonido de carne siendo chamuscada y el coro de gritos agonicos llevaban la habitación y rebotaban en el pasillo escucho cosas caer, derrumbarse dentro y lentamente todo se calmaba dejando solo el ruido de las llamas susurrando dentro de la habitación. —Intiem fluisterde. El vapor salía a presión por debajo de la puerta mientras este aún sostenía la manija. — Creo que deberíamos salir de aquí, al menos por hoy. miro frustrado a su alrededor y al no ver ni un solo guardia, se alejo frustrado. — Lamento lo que sucedió con tu habitación, te conseguiré otros juguetes y peluches mejores... Angyal le miraba al borde del llanto como si entendiera lo que implicaba todo lo sucedido. — Bien... Tejere otra manta. Está solo hizo un puchero pero al final no lloro. Viharok se alejo con su hermana hasta el castillo principal,la noche era bastante linda, la gran luna llena estaba en lo alto del cielo, iluminaba su camino, no había viento en lo absoluto, pero, por alguna razón escuchaba las ramas moverse. Estando a medio camino y olor fuerte a azufre lo alerto. —Verlamming. la flecha se detuvo en el aire justo frente a su ojo derecho. —Fracta. Se dibujo un perfecto círculo n***o a sus pies justo debajo de ellos y cayeron dentro llegando hasta la habitación de Viharok. — Padre hablaba muy enserio cuando dijo que te intentarían asesinar. Sabrá el Se sentó en su cama y dejo a Angyal quien solo permaneció boca abajo intentando gatear, cosa imposible ya que la mano de Viharok estaba en su espalda y sostenía su ropa. — no lo intentes. La puerta de su habitación se abrió inmediatamente. —¡Viharok!. Grito jadeando Viselik quien al verlo con una mirada indistinta se quedó en silencio. —¿Dónde está Angyal?. La levanto de la ropa enseñandola como un trofeo, y acabo cargándola para que no llorara por si brusquedad. Viselik suspiró aliviado. — Lamento haber dejado su habitación hecha un desastre pero para matar espectros de la noche necesitas luz o en su defecto fuego. Viselik asintio, se marchó para informar a su padre y hermanos de lo sucedido. Ya que estos imaginaron lo peor y su padre estaba en cólera al igual que Királynő. Viharok suspiró mas calmado al ver que estaban buscando por todo el castillo al culpable. Miro hacía el balcón, estaba amaneciendo. Tanto él como Angyal tenían sueño, pasaron gran parte de la noche escabullendose entre los pasillos del castillo oeste, caminando hasta el castillo principal, cosa que toma aproximadamente una o dos horas dependiendo del camino, y al no usar su magia para acostar camino acabo caminando más de lo necesario. —Vaya sorpresa, no has llorado ni una sola vez desde que llegamos aquí. Se percató de que no ha llegado a llorar o hacer un escándalo por su presencia. Algo ciertamente inusual — ¿Ya no te caigo mal?. Se acosto con ella sobre su pecho, la mirada de Angyal era somnolienta y ambos acabaron bostezando. Angyal se acomodo sobre el pecho de su hermano. — Aceptare eso como un si. Al cabo de un rato llegaron sus hermanos y su padre quienes se encontraron mirando en silencio la bonita escena de El Devastador completamente rendido al sueño, con su pequeña hermana dormida sobre él. —¿Quien los despierta?.
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