Lucia. Me miro al espejo sintiéndome un monstruo, no puedo evitarlo, Likan anda igual de serio, casi no hablamos y estamos muy mal como pareja, no peleamos porque no nos dirigimos la palabra y creo que debemos aclarar las cosas o no vamos a ir a ninguna lado de está forma. —Estas hermosa. —Gracias, ¿podemos hablar Li?. —Si, yo también quería que hablemos. —nos sentamos en la cama, uno al lado del otro—. No puedo mirarme al espejo. —se friega las manos con fuerza—. Siento que soy una bestia por lo que pienso. —Yo me siento igual. —le agarro la mano mirándolo—. ¿Vamos a tener hijos?. —Obvio que sí, pero planeados, si... —mira mi vientre—. Si llega a pasar por sorpresa así como ese bebé si crecía lo vamos a recibir. —Sentía que me hacían falta esas palabras. —sonrío aliviada por el pes

