CAPITULO 2

1642 Words
Abrí mis ojos por completo al escuchar de nuevo su nombre, le pregunto a mi hijo si estaba seguro que ese es el nombre que le dio y dijo que así se llamaba. Después de cuatro años desde que se fue no volví a saber de Lucas, y ahora llama como si nada hubiese pasado. —Si vuelve a llamar dile que se ha equivocado de numero. —¿Estas enfadada mamá? —No. Solo… hagan lo que les digo. Por favor. Ambos se acomodaron a mi lado para ver programa favorito junto a mí. Pero mi mente pensaba en él, me reí sin gracia ya que lo más probable es que me está buscando para tener otra noche de sexo conmigo y volver a irse cuando esté satisfecho. —Mamá olvide decirte que .. le dije que aún no habías vuelto de tu trabajo. Mi corazón empezó a latir rápidamente al ver que mis hijos le afirmaron que aún vivía aquí . Lucas es de los hombre que te bajan el cielo y las estrellas y no puedes resistirte ante aquellas palabras que te hacen soñar, pero cuando consigue lo que quiere te deja con el corazón en pedazos para volver a marcharse sin dejar rastro. —¿Todo bien mamá? —Si cielo, solo estoy exhausta—mentí abrazándolos a ambos . Esta vez no será como hace cuatro años, le di la oportunidad y lo único que hizo fue hacer promesas vacías que aunque sabía perfectamente que eran mentiras las que salía de su boca, aun así le creí y luego desaparece como si nada hubiese pasado entre nosotros así que no tiene nada de malo que yo haga lo mismo que él hace. Preparé lo necesario para salir temprano hoy, me llevaría conmigo los trabajos pendientes que tenía y los terminé en casa. Siempre debía levantarme a las tres de la madrugada, la misma rutina todos los días, debía hacer el almuerzo de mis gemelos y el mío también su desayuno y tener listo sus uniformes. El día era arduo como todos los días de la semana, a veces trabajo los sábados para que Max tenga todo listo y disponible para solo revisar y firmar. —Max, ya me voy—abrí la puerta de su oficina entrando —¿Necesitas algo más? —Está bien, yo también estaba por irme, ¿quieres te lleve a casa? No quería abusar de su amabilidad pero en realidad no quería irme en autobús o pagar un taxi, quiero reducir los gastos lo más que pueda porque lo necesito en verdad, además, su casa estaba de camino al colegio en donde mis hijos estaban estudiando. —Acepto solo porque lo necesito, debo ir al colegio de mis hijos y voy retrasada . —Entonces, vámonos. El colegio de mis hijos estaba de camino a casa de Max así que acepté ya que mi auto se había dañado, desde hace dos meses se encontraba en un taller pero como no tenía dinero para pagar un repuesto tan caro no he ido por él, y si me iba en autobús llegaría muy tarde. Max se encontraba hablando con Selene por celular mientras conducía y le informó que me encontraba con él así que la puso en alta voz. —¿A dónde vas Laila? —pregunta del otro lado de la línea —Debo ir al colegio de mis hijos. Max se ofreció llevarme y acepté porque el colegio de mateo y Maicol estaba de camino a tu casa. — ¡Enserió! ¿Y porque no pasas por ellos y vienes a visitarme después de recogerlos? No quería molestarlos con eso, ellos se encuentran disfrutando su vida juntos y no quiero ser un estorbo por si quieren privacidad. —Es que me tomará un buen tiempo salir. —Eso no es problema, Max puede esperarlos ¿verdad cielo? . —Si, claro, —sonríe aceptando. —Hace tiempo que no nos visitas y me parece bien que vayas un rato. En realidad, no quería ir porque ver a Max es como recordar al idiota de su hermano que se le pasa ilusionándome para luego largarse y burlarse a mi espalda. Pero si me niego estoy segura que Max puede hacer esa pregunta. —Está bien —suspiro aceptando después de pensarlo unos segundos y ella cortó la llamada informando que serviría más platos para almorzar. —No creo que sea bueno que vayamos ahora… creo que es mejor decirle que no… —Laila, eres como una hermana para mi esposa, cualquier momento que vayas a nuestro hogar siempre serás bienvenida. Es lindo saber soy bienvenida en su hogar, pero prefiero que disfruten de su felicidad que les costó mucho obtener. Cuando llegamos Max detuvo el auto frente a la entrada del colegio . —En una hora vendré —informé a Max y él dijo que me esperaría en el auto. —Ok. Al cruzar la entrada noté que habían muchos padres haciendo fila para sacar las calificaciones de sus hijos y yo sería de las últimas, estaba por formarme en la fila cuando mis hijos me gritaron llamando mi atención . —Pensamos que no vendrías mamá. —Si, llevamos una hora buscándote. —Llegué hace unos segundos con Max… — ¡¡Max está aquí!! Mis hijos aman pasar con sus tíos ya que ellos a ambos le llaman tíos a ambos, ellos se han quejado porque quería estar con Oliver pero prefiero que mantengamos la distancia y mantener la línea, por ahora. —Si, si… si quieren pueden irse al auto con él, en cuanto tenga sus calificaciones los alcanzare para ir a casa de Selene. — ¡sí! ¡Iremos a ver a nuestra tía! —Esta cool. Mis hijos corrieron hacia la salida emocionados de volver a ir a la casa de Selene, ni siquiera recuerdo hace cuánto fue que la visité por última vez. Estaba desesperándome, tenía al menos media hora parada haciendo fila y aún faltaban cinco personas más para que fuera mi turno de firmar para que me entregaran las calificaciones de mis hijos. cuando al fin era mi turno firmé y me entregaron ambas calificaciones. —¿Laila? Ni siquiera me había fijado quién estaba delante de mí, levante mi vista y confundida observe por un momento al profesor que me había hablado, hasta que recordé quien era por su lunar en su mejilla. —¿Spencer, eres tú? . —Hace tiempo que no... dame un minuto. El se levantó de su lugar y le pidió a una de las maestras que tomara su lugar por unos minutos Y sin perder tiempo se acercó a mí y me abrazó tomándome por sorpresa. —Pensé que nunca más te volvería a ver—se separó de mi para luego mirarme con a asombro. —Veo que la maternidad te ha sentado bien. —Si.... eso me han dicho— me reí apenada. —Pero tú estás.... muy cambiado . No quedaba nada del chico que conocí antes, es muy diferente, enserio que es diferente y su cambio fue para mejor —Bueno, quería cambiar algunos aspectos de mi vida ... —Y vaya que lo hiciste. — lo mire de arriba abajo sin descaro. Al darme cuenta de lo que había dicho me avergoncé —Lo siento. Spencer era un viejo amigo de secundaria pero en ese entonces todos le decían pato feo, yo era la única que lo llamaba por su nombre, y por eso es que hemos sido buenos amigos, pero me ha dejado sin palabras ya que no era el mismo chico lleno de acné en su rostro; es más, estaba muy apuesto e imagino que es la fantasía de sus alumnas. —¿Tienes prisa, así podría invitarte almorzar? —pregunto mientras me acompañaba a la salida —Me encantaría que nos pusiéramos al corriente de todo… —Oh, no, es que… ya tengo planes y me están esperando. Cuando llegamos a la salida el vio a Max jugar con mis hijos y pareció molestarle ya que su rostro se tornó serio, no le tomé importancia ya que siempre tenía ese tipo de temperamento de cambiar de humor de la nada — entiendo—murmura sin dejar de observar a Max. —Ya estás... Al darme cuenta de lo que estaba por decir me rio ya que estaba pensando que Max y yo éramos una pareja. —No. No… él, es Max Sallow mi jefe y esposo de mi mejor amiga. El de la nada me miro y me mostró una sonrisa complacido al saber que Max no éramos nada. No entendí porque le estaba dando explicaciones pero es que ... me sentía nerviosa estando con él y era porque ya no lo veía como un amigo y no debería ser asi. —¿Quieres ... que hablemos luego? —O–okay, ... si. Le di mi número, nos despedimos pero el me sorprende con un beso en mi mejilla para después alejarse y seguir en su trabajo, cuando subí mis hijos me preguntaron si conocía al profesor de matemáticas y les dije que era un viejo amigo de secundaria. Cuando llegamos a la casa de mi mejor amiga, mis hijos y yo salimos de auto y caminamos hacia la entrada, vi que estaba abierta así que empujé la puerta mientras entraba y llamaba a mi amiga. — ¡¡Laila espera!! Escuché a Max llamarme desde afuera pero lo ignore por seguir buscando a Selene, cuando vi su silueta en la entrada de su sala me acerqué para saludarla. —¡dios! Selene, llevo un rato llamando...te… Un sudor helado empezó a salir de mi cuerpo, mientras mi corazón palpitaba con tal fuerza que podía escucharlo yo misma cuando nuestras miradas se cruzaron. — ¿L—Lucas?
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